El bienestar de la población depende de la combinación de múltiples factores como son la salud, la educación, el ocio, la vivienda, la participación política, el entorno social, el medioambiente y la seguridad personal y económica. En España, el nivel educativo de las comunidades autónomas marca la diferencia entre las regiones con mejor calidad de vida y las peor paradas, según un estudio de la Universidad de Oviedo.
“En principio, la calidad de vida es una combinación de varios factores, pero lo que marca la diferencia es la educación. Existe un porcentaje mucho menor de población con estudios universitarios y básicos en Andalucía y Canarias –las regiones con peor calidad de vida–. De hecho, en el último censo de población y viviendas (2001) estaban muy por debajo de la media española. Cuanta menos educación, menos nivel socioeconómico y menor calidad de vida”, declara a SINC Eduardo González Fidalgo, de la Universidad de Oviedo, autor principal de un estudio sobre el bienestar en las distintas comunidades.
Por el contrario, las zonas del centro y norte de España, con niveles más altos de educación y rentas bastante más altas, son las que registran mayor calidad de vida.
Los científicos obtuvieron esta información a partir de dos fuentes: el último censo de población y viviendas (2001) y el anuario económico de La Caixa. Para ello, utilizaron un método que realiza una comparación objetiva de los datos a partir de factores positivos y negativos.
“Adaptamos a la medición de la calidad de vida el método de Análisis Envolvente de Datos (DEA, por sus siglas en inglés), que normalmente se usa para comparar procesos productivos mediante la elaboración de una frontera de ‘mejores prácticas’. Esta técnica tiene la ventaja de que permite obtener un cociente de calidad de vida sin entrar a valorar qué indicador es más importante respecto al resto”, explica González Fidalgo.
Para determinar los indicadores de calidad a evaluar, los investigadores siguieron las recomendaciones de la Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social creada por Nicolas Sarkozy y presidida por los Premios Nobel de Economía Joseph Stiglitz (2001) y Amartya Sen (1998).
Esta comisión determina que los principales indicadores para valorar la calidad de vida son la salud, la educación, las actividades personales de ocio, la vivienda, la participación política, el entorno social, el entorno medioambiental y la seguridad personal y económica.
“Uno de estos factores, la participación política, no está incluido en nuestra medición ya que no existen datos por municipios de la afiliación a partidos políticos en España, que es uno de los criterios recomendados por los autores”, apunta el experto.
Navarra y Soria, las provincias mejor paradas
Por provincias, destacan por su alta calidad de vida Navarra (al igual que su capital Pamplona) y Soria. Otras provincias con un alto nivel de bienestar son las vascas –especialmente Álava y Guipúzcoa–, Logroño, Burgos, Gerona, Huesca, Lérida y León. Por el contrario, las que obtienen peores resultados son las provincias andaluzas, Canarias y Murcia.
“El caso de Soria se debe a la capital, que tiene muy buenos indicadores. No sale tan bien parada en desempleo como las provincias del País Vasco, pero lo compensa con factores como medio ambiente, distancias para ir al trabajo muy cortas y un nivel socioeconómico por encima de la media”, afirma González Fidalgo.
Todos los municipios que lideran la frontera de la calidad de vida están muy por encima de la media nacional tanto en educación como en lo que respecta a variables económicas, como el Producto Interior Bruto (PIB).
Ni Madrid ni Barcelona son referentes de calidad de vida
Por otro lado, de las 10 ciudades españolas más grandes no hay ninguna que sea referente de calidad de vida al 100%. La que mejor situada está es Barcelona. “Es difícil que estas ciudades estén bien en todos los indicadores, sobre todo en los de medio ambiente, pero lo compensan con otros servicios como centros de ocio o acceso a servicios hospitalarios”, apunta el investigador.
Otro de los factores que destacan es la heterogeneidad de algunas CCAA como Madrid, Galicia y Asturias. “En el caso de Madrid, puedes encontrar los mejores sitios para vivir y los peores. La media de la Comunidad Autónoma es baja, pero hay municipios donde la calidad de vida es del 100% y por tanto lideran la frontera española. De hecho, la propia capital tiene un nivel de calidad bastante alto. Esto mismo sucede también en las comunidades gallega y asturiana, en las que la calidad de vida se concentra en zonas muy específicas del territorio”, señala González Fidalgo.
Respecto a la densidad de población –relación entre el tamaño de la población y superficie de la ciudad–, sí han encontrado un factor positivo. “En ciudades densamente pobladas, las ventajas de tener más servicios se imponen frente al efecto negativo de los precios de la vivienda y la contaminación. Podríamos decir que hay ‘economías de aglomeración’ y que éstas contribuyen positivamente a la calidad de vida”, concluye el científico.
Referencia bibliográfica:
Eduardo González Fidalgo, Ana Cárcaba García, Juan Ventura Victoria, Jesús García García. “Measuring quality of life in Spanish municipalities”, Local Government Studies, 37(2): 171-197, 2011.
Eduardo González, Ana Cárcaba y Juan Ventura (2011), “Quality of Life Ranking of Spanish Municipalities”, Revista de Economía Aplicada, en prensa.
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