La estimulación transcraneal de corriente directa junto a la imaginación motora mejoran el equilibrio y la estabilidad del cuerpo, según un estudio publicado en Scientific Reports. Los autores de la investigación señalan la relevancia de la combinación de ambas técnicas para la reeducación postural.
La imaginación motora consiste en imaginar que el cuerpo realiza un movimiento sin llegar a ejecutarlo. La mera intención de realizar el movimiento parece activar áreas cerebrales comunes con las que se activan cuando se ejecuta realmente, y la repetición de esta tarea ayuda, entre otras cosas, a mejorar el control del cuerpo.
Esta capacidad está siendo aprovechada en programas de rehabilitación funcional en personas mayores o pacientes que han sufrido infarto cerebral. La estimulación craneal durante la actividad física, por otra parte, favorece el aprendizaje motor.
Un nuevo estudio en el que participa la UNED ha demostrado ahora que la combinación de ambas técnicas, la imaginación motora y la neuroestimulación, resulta eficaz y ayuda a mejorar el equilibrio y la estabilidad del cuerpo.
"Los ensayos clínicos deberían contemplar la relevancia de combinar ambos métodos como práctica de rehabilitación junto a la fisioterapia tradicional de cara a la recuperación de habilidades posturales en personas mayores o en pacientes con problemas neurológicos", señalan los autores en su estudio.
La investigación, publicada en Scientific Reports, buscaba conocer el efecto de la visualización motora en el control postural empleando tDCS.
Los participantes del estudio se sometieron previamente a un entrenamiento de control postural. La tarea consistía en balancear el cuerpo (técnicamente desplazar el centro de masa) hasta alcanzar distintas posiciones requeridas por los expertos.
Mejorar la precisión
Esta actividad se llevó a cabo sobre una plataforma de equilibrio (Wii) mientras que una pantalla les permitía observar simultáneamente el movimiento de su cuerpo. Posteriormente, durante el estudio, se les pidió a los pacientes que imaginaran los mismos movimientos que habían realizado durante el entrenamiento, pero esta vez sin llegar a ejecutarlos.
Los participantes fueron divididos en tres grupos, uno de los cuales sirvió de control. Al resto se le evaluó la capacidad de imaginación motora y en uno de los grupos se midió también el efecto de la estimulación transcraneal.
"Observamos que el grupo que realizó únicamente imaginación motora mejora la precisión del movimiento respecto del grupo de control, y que el grupo que emplea imaginación motora y estimulación tDCS mejora la precisión del movimiento respecto a los otros dos grupos", explica Miguel Ángel Rubio, investigador de la UNED y encargado del desarrollo del software empleado en el experimento.
En el estudio, liderado por la Université de Lyon, han participado investigadores de Francia, Canadá y España. Los datos obtenidos mostraron que la imaginación motora permite reducir el tiempo necesario para realizar los ejercicios posturales y que la combinación de esta técnica con la estimulación transcraneal mejora el desempeño de las tareas más complejas.
“La aplicación de ambas técnicas de manera simultánea podría resultar efectivo en programas de rehabilitación para pacientes que precisen recuperación motora”, comenta el investigador español.
Referencia bibliográfica:
Elodie Saruco, Franck Di Rienzo, Susana Nunez-Nagy, Miguel A. Rubio-Gonzalez, Philip L. Jackson, Christian Collet, Arnaud Saimpont & Aymeric Guillot. Anodal tDCS over the primary motor cortex improves motor imagery benefits on postural control: A pilot study. Scientific Reports 7, 480 (2017).
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