La monogamia humana socialmente impuesta es un rompecabezas evolutivo, ya que requiere un castigo muy costoso para aquellos que la asumen. Los científicos creen que se instauró a partir de la aparición de la agricultura y de la creación de sociedades humanas grandes. Un nuevo trabajo explica que las enfermedades de transmisión sexual tuvieron un papel importante en este cambio.
En la prehistoria, cuando los humanos empezaron a desarrollar sociedades formadas por grupos más grandes gracias a la aparición de la agricultura, estos individuos debieron desarrollar normas sociales que supusieron un cambio de la poligamia hacia la monogamia. Este hecho estuvo motivado por la presencia de infecciones de transmisión sexual (ETS) y por la presión del grupo, según un estudio que publica la revista Nature Communications.
“En las sociedades más pequeñas, las infecciones de transmisión sexual no pueden persistir en el largo plazo, desaparecen debido a sucesos aleatorios, que son también más comunes en grupos pequeños. Por lo tanto, la poligamia no está en desventaja debido a que las infecciones no persisten. En las poblaciones más grandes, las infecciones son capaces de persistir, y esto es lo que hace que la poliginia sea menos ventajosa que la monogamia, ya que el nivel promedio de infección es mayor en los grupos poligínicos que en los grupos monógamas”, explica a Sinc Chris Bauch, científico de la Universidad de Waterloo (Canadá) que lidera el trabajo.
Para simular cómo afectaba a estas sociedades primitivas las infecciones de transmisión sexual se utilizó un modelo basado en varios agentes. “Esto significa esencialmente que simulamos una población real de cazadores-recolectores y agricultores que actuaban de acuerdo a ciertas reglas, y vimos cómo se extendería una infección entre los individuos de acuerdo a dichas reglas. Es un poco como un juego de ordenador”, asegura el investigador.
En las poblaciones de cazadores-recolectores tempranos era común que unos pocos machos monopolizaran el apareamiento con múltiples hembras con el fin de aumentar su número de descendientes. En estas pequeñas sociedades donde existe un máximo de 30 individuos sexualmente maduros los brotes de infecciones de transmisión sexual son de corta duración y tienden a no tener tan significativo efecto en la población. Así, en los grupos más grandes, las infecciones de transmisión sexual se convertirían en endémicas, lo que tiene un impacto sobre la fertilidad.
“No tenemos muchos datos sobre la prevalencia de las ETS en poblaciones prehistóricas, aunque hay ejemplos de brotes de enfermedades de transmisión sexual de grupos aislados de cazadores-recolectores de la actualidad. Podemos utilizar estos datos de las poblaciones modernas para probar el modelo, ese sería un trabajo futuro a esta área de investigación”, concluye Bauch.
Referencia bibliográfica:
Chris T. Bauch y Richard McElreath. “Disease dynamics and costly punishment can foster socially imposed monogamy”, Nature Communitacions DOI: 10.1038/ncomms11219.
Solo para medios:
Si eres periodista y quieres el contacto con los investigadores, regístrate en SINC como periodista.