Como cada año por estas fechas, los pequeños destellos de luz de las perseidas iluminan las noches de agosto. En esta ocasión su pico de actividad será la madrugada del sábado 12 al domingo 13 de agosto, cuando se podrán observar hasta cien estrellas fugaces por hora. Para disfrutar de este espectáculo astronómico solo hay que situarse en un lugar oscuro lejos de la contaminación lumínica de las poblaciones.
Entre finales de julio y finales de agosto, la Tierra atraviesa todos los años en su trayectoria alrededor del Sol la estela de partículas que deja el cometa Swift-Tuttle, lo que provoca que multitud de partículas, llamadas meteoroides, choquen contra la atmósfera.
Este es el fenómeno que está detrás de la famosa lluvia de estrellas de las perseidas. Reciben su nombre porque emergen de la constelación de Perseo, en el horizonte noreste, y parece que se dirigen en todas direcciones. También se las conoce popularmente como lágrimas de San Lorenzo, por aparecer en torno a la festividad de este santo.
La mayoría de los meteoroides que las originan son tan pequeños como un grano de arena, y cuando se cruzan con nuestro planeta impactan contra la atmósfera a más de 210.000 kilómetros por hora, una velocidad equivalente a recorrer nuestro país de norte a sur en menos de 20 segundos.
En estos fragmentos el choque produce un aumento de temperatura de hasta 5.000 grados en una fracción de segundo, lo que hace que se desintegren y emitan el destello de luz que recibe el nombre de meteoro o estrella fugaz.
Esta desintegración ocurre a gran altura, normalmente entre los 80 y 100 kilómetros sobre el nivel del suelo. Las partículas más grandes (del tamaño de un guisante o mayores) pueden producir estrellas fugaces mucho más brillantes que reciben el nombre de bólidos.
En esta ocasión la Luna interferirá en la observación del fenómeno, y empobrecerá las condiciones de visibilidad. Aun así, se estima que habrá un máximo de unos cien meteoros por hora en su pico de actividad, que este año en Europa será la noche del 12 al 13 de agosto, el mejor momento para observar esta lluvia de estrellas.
Para disfrutar de las perseidas no es necesario utilizar telescopios ni ningún otro tipo de instrumento óptico. Solo es necesario observar el cielo desde algún lugar lo más oscuro posible y lejos de la contaminación lumínica de pueblos y ciudades.
"El cometa Swift-Tuttle completa una órbita alrededor del Sol cada ciento treinta y tres años aproximadamente, y cada vez que se aproxima a nuestra estrella se calienta y emite chorros de gas y pequeñas partículas sólidas que forman la cola del cometa", explica Alejandro Sánchez, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC).
Este instituto, como otras instituciones astronómicas de España y otros países, ha organizado una actividad de divulgación en Sierra Nevada para acercar al gran público el espectáculo de las perseidas.