Hasta ahora se pensaba que los cambios en el tamaño corporal y los dientes habrían desempeñado un papel esencial en la multiplicación de especies de caballos durante los últimos 20 millones de años. Gracias al análisis de 140 especies –la mayoría extintas–, un estudio liderado por españoles demuestra que en realidad fueron las alteraciones que se produjeron en su entorno las que influyeron en la rápida acumulación de especies.
Durante el Mioceno medio, hace unos 18 millones de años, las especies de caballos empezaron a proliferar debido a una serie de rápidas adaptaciones en respuesta a la expansión de un nuevo entorno: las praderas. La hipótesis afirmaba que los cambios en el tamaño corporal y los dientes de los caballos habrían sido fundamentales en esa gran diversificación, un escenario que en evolución se conoce como “radiación adaptativa”.
“Según la teoría clásica, los caballos que poblaban Norteamérica en ese momento habrían cambiado más rápido al desarrollar una dentadura más resistente a la abrasión, típica de una dieta rica en pasto. Además, se habrían hecho cada vez más grandes como requisito para aumentar la efectividad de la digestión de esta comida menos nutritiva y como estrategia contra los depredadores en los nuevos espacios abiertos”, explica Juan López Cantalapiedra, investigador del CSIC y el Museum für Naturkunde de Berlín (Alemania).
Un estudio, publicado esta semana en Science y liderado por el científico español, revela que en realidad fueron los cambios climáticos, entendidos como factores del entorno, los principales responsables de la gran diversificación de los caballos, caracterizada por una rápida acumulación de especies durante los últimos 20 millones de años.
Los científicos analizaron 140 especies, la gran mayoría extintas, para sintetizar décadas de estudios del registro fósil de los caballos en todo el planeta. Los resultados demuestran que el tamaño y la dentición no evolucionaron tan rápido, de hecho, las radiaciones dieron lugar a especies muy similares en ecología y forma.
Fragmentación de los ecosistemas
Para los investigadores, los factores externos del entorno, más que la evolución de esos rasgos morfológicos, influyeron en la rápida acumulación de especies. “Los cambios ambientales habrían provocado la fragmentación de los ecosistemas a escala global, lo que dio lugar a poblaciones aisladas de caballos, diferentes genéticamente, pero con morfologías similares”, apunta Manuel Hernández Fernández, investigador de la Universidad Complutense de Madrid en el Instituto de Geociencias.
“También afectaron a la productividad, generando ecosistemas con suficiente energía para mantener varias especies muy similares”, añade José Luis Prado, investigador de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Argentina).
Los cambios climáticos también facilitaron las dos grandes dispersiones de los caballos desde América a Eurasia. Estas dispersiones tuvieron lugar, respectivamente, hace unos 11 y 4 millones de años a través del estrecho de Bering. En ambas ocasiones los caballos entraron posteriormente a África desde Eurasia.
“En esos momentos volvieron a diferenciarse multitud de nuevas especies de caballos repentinamente, pero no hubo cambios especialmente rápidos en sus rasgos morfológicos”, agrega María Teresa Alberdi, investigadora del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales.
Referencia bibliográfica:
J. L. Cantalapiedra, J. L. Prado, M. Hernández Fernández, M. T. Alberdi. “Decoupled ecomorphological evolution and diversification in Neogene-Quaternary horses”. Science 9 de febrero de 2017