El mayor estudio realizado hasta la fecha confirma que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asocia de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura. La investigación proporciona evidencia científica robusta para que las urbes estimen el impacto de nuevas áreas verdes.
Las áreas verdes residenciales pueden proteger contra la mortalidad prematura por todas las causas, según una revisión sistemática y un metaanálisis realizados por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ”la Caixa”, en colaboración con la Universidad de Colorado y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y publicado en la revista The Lancet Planetary Health.
El análisis, que incluyó nueve estudios longitudinales en siete países (Canadá, Estados Unidos, España, Italia, Australia, Suiza y China) y más de ocho millones de personas, proporciona evidencia científica robusta sobre el impacto que tiene el incremento de las áreas verdes en las ciudades sobre la mortalidad prematura.
La mitad de la población mundial vive en ciudades, donde suele haber pocos espacios verdes. Muchos estudios indican que las áreas verdes en ciudades tienen un efecto positivo sobre la salud, como menos estrés, mejor salud mental, y menor riesgo de enfermedades cardiovasculares, síndrome metabólico y muerte prematura, entre otros.
Sin embargo, muchos de estos estudios se fijan solo en un momento específico en el tiempo y usan diferentes maneras de medir la exposición a áreas verdes.
Por estas razones, el equipo investigador decidió centrarse en estudios longitudinales –es decir, con una cohorte de personas a lo largo de varios años– que, además, cumplían otros dos requisitos: usar una manera sencilla de medir la exposición a áreas verdes basada en imágenes de satélite –el índice normalizado de diferencia en vegetación o NDVI– y considerar la mortalidad como desenlace.
El metaanálisis de los estudios confirma que un incremento en áreas verdes alrededor de la vivienda se asocia de manera significativa con una reducción en la mortalidad prematura. Específicamente, el estudio proporciona una estimación del efecto protector: una reducción del 4 % en la mortalidad por cada incremento de 0,1 en el índice de vegetación a 500 metros o menos de la residencia.
“Es la síntesis más grande y completa hasta la fecha sobre espacios verdes y mortalidad prematura y los resultados apoyan intervenciones y políticas que incrementen los espacios verdes como estrategia para mejorar la salud pública”, comenta David Rojas, investigador de ISGlobal y de la Universidad de Colorado y primer autor del trabajo. Además, el estudio proporciona “valiosa información que se podrá usar en estudios de evaluación de impacto en salud”, explica el investigador.
Rojas y su equipo están aplicando los resultados de este metaanálisis para estimar el número de muertes prematuras que se podría evitar en ciudades de todo el mundo si se consiguiera la ambiciosa meta de aumentar la infraestructura verde.
“Los programas de incremento del verde urbano no solo son clave para promover la salud pública, sino que también aumentan la biodiversidad y mitigan los impactos del cambio climático, haciendo que nuestras ciudades sean más sostenibles y habitables”, concluye Mark Nieuwenhuijsen, director de la Iniciativa de Planificación Urbana, Medio Ambiente y Salud de ISGlobal.
Referencia bibliográfica:
Rojas-Rueda D, Nieuwenhuijsen M, Gascon M, Perez-Leon D, Mudu P. Green spaces and mortality: a systematic review and meta-analysis of cohort studies. TheLancet Planetary Health, November 2019; 3: 69–77.