El doctor Miguel Ángel Martínez López, profesor de Sociología de la Universidad Complutense, ha realizado a lo largo de los últimos años un estudio sobre el movimiento 'okupa' en el que se concluye que este fenómeno social es mucho más abierto de lo que se piensa y que ha ejercido una influencia sustancial en la formación de los movimientos anti-globalización.
El movimiento 'okupa' existe en España desde hace más de 20 años. "Más allá de las protestas de los activistas y de los arrestos y manifestaciones que vemos a través de los medios de comunicación social, lo cierto es que se ha acumulado una gran experiencia en el estudio de la lucha política a nivel local", explica Miguel Ángel Martínez López, profesor de Sociología en la UCM y autor de este último estudio.
El elemento contracultural asociado al movimiento de okupación no es un rasgo exclusivo de la cultura española, sino una característica común en Europa. En Estados Unidos el movimiento de los squatters fue promovido desde distintas organizaciones que prestaban ayuda a las personas sin hogar. De cualquier manera, lo que se observa es que la resistencia de todo grupo social hacia condiciones de vida opresivas genera una cultura particular que incluye formas concretas de expresarse, vestirse, reglas sobre valor y lealtad al grupo, identidades y valores comunes, así como amigos y compañeros sentimentales.
El movimiento 'okupa' en España posee unos límites flexibles y está formado por diferentes tipos de componentes tales como simpatizantes, activistas, residentes y 'usuarios' de las actividades de tipo social y cultural que se organizan en los centros autogestionados, que desempeñan una función social mucho más importante que la de los meros edificios empleados únicamente con fines residenciales.
Por otra parte, el movimiento 'okupa' español, al igual que lo que ocurre en otros países del entorno europeo, tiende a la endogamia y a proteger los signos de su propia identidad. Sus reclamaciones no se centran en una única demanda, la de la escasez y el acceso a la vivienda en España, sino que el movimiento incluye críticas a la política macroeconómica y a la gestión de las políticas de vivienda y de espacios culturales por parte de los poderes públicos.
Las utopías de este movimiento han estado históricamente limitadas a un espacio social concreto. Sin embargo, se puede afirmar que el movimiento se ha abierto progresivamente a la participación en otros tipos de movimientos sociales como el de la antiglobalización. Algunas personas se preguntan si el movimiento de okupación corre el riesgo de verse subsumido dentro de este “movimiento de movimientos”, que para algunos no deja de ser algo efímero. Pero el movimiento 'okupa' tiene sus propios rasgos de identidad, inspirados en los eslóganes de los nuevos movimientos sociales posteriores a 1968. La politización de los espacios sociales y la experiencia en el conocimiento de los asuntos públicos adquirida a lo largo de los años por este movimiento ha inspirado en gran medida a los movimientos anti-globalización.
Por otro lado, la ambigüedad de la actitud de los jueces respecto a los desafíos legales que plantea el movimiento 'okupa' y las distintas movilizaciones sociales en nuestro país en relación al acceso a la vivienda confirman la importancia del impacto social del movimiento. Por ello, se puede afirmar que las prácticas utópicas y anti-utópicas del movimiento han logrado alcanzar una parte sustancial de legitimidad social, tanto a nivel local como global.