Según una investigación publicada en Gaceta Sanitaria, los casos de cáncer ocupacional que se catalogan en Euskadi están muy por debajo de su cifra real. Los autores afirman que la falta de reconocimiento del cáncer como enfermedad profesional cuesta 10 millones de euros al año al Servicio Vasco de Salud.
Aunque existe una amplia literatura científica que atribuye determinados cánceres al trabajo, en 2008 la Seguridad Social solo catalogó en el País Vasco once casos de cáncer como enfermedad profesional.
Sin embargo, un estudio publicado en la revista Gaceta Sanitaria ha podido determinar que ese mismo año se produjeron en realidad 1.331 hospitalizaciones y 229 consultas en atención ambulatoria especializada debidas a cánceres atribuibles al trabajo, tratamientos que debe costear el Servicio Público Vasco de Salud y que este mismo trabajo ha estimado en más de 10 millones de euros anuales.
Esta cantidad representa el 8,5% del total del gasto público vasco en cáncer (120 millones de euros). Gran parte del gasto corresponde a la atención especializada (64,2%) y el gasto farmacéutico (33,5%), mientras que la atención primaria juega un papel prácticamente marginal en la suma final (2,3%). Los tipos de cáncer atribuibles al trabajo que implican un mayor gasto sanitario son el de bronquio y pulmón (27%), fundamentalmente en hombres, seguidos del de vejiga (12,6%), el mesotelioma (8,6%), el de colon (7,3%) y el de estómago (6,7%).
Los autores de la investigación, del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la Universidad Complutense de Madrid y la City University de Nueva York, han tenido en cuenta estudios internacionales para clasificar aquellos tipos de cáncer relacionados con el trabajo.
Así, los cánceres atribuibles al trabajo más frecuentes en Euskadi son los de pulmón y vejiga, asociados a agentes como el amianto, la sílice, metales, productos de combustión, aminas aromáticas y otras exposiciones.
Otros cánceres ocupacionales importantes son el mesotelioma, causado casi exclusivamente por la exposición al amianto; el cáncer nasosinusal, relacionado con la exposición al polvo de madera, los metales y el formaldehído, y la leucemia y el linfoma, que causan disolventes, insecticidas y otros productos químicos.
Sobre las causas de esta subestimación de cánceres ocupacionales, los investigadores destacan la dificultad intrínseca de catalogar una enfermedad como profesional, la ignorancia de los profesionales sanitarios sobre los factores de riesgo laborales y la resistencia de los empleadores a una clasificación de enfermedades laborales más exhaustiva.
Para los autores, esta falta de reconocimiento no solo repercute en la prevención de este tipo de enfermedades sino también en la sostenibilidad del sistema público de salud y en los bolsillos del trabajador, que recibe menos compensación por discapacidad si el cáncer es catalogado como no ocupacional (60% del salario base durante las tres primeras semanas frente al 100% en las bajas por cáncer ocupacional).
Referencia bibliográfica:
García Gómez, Montserrat et al. "Costes sanitarios del cáncer atribuible al trabajo en el País Vasco en 2008". Gac Sanit 2013;27:310-7.