Este enfoque integral analiza las interacciones entre seres humanos, animales y ecosistemas, fomentando la cooperación interdisciplinar para enfrentar amenazas sanitarias globales como las pandemias, la antibiorresistencia o el cambio climático. Asimismo, puede mejorar la atención en consultas sobre salud mental y violencia de género.
“El aleteo de una mariposa puede sentirse al otro lado del mundo”, reza un proverbio chino que refleja la esencia del enfoque One Health (Una Sola Salud): la profunda interconexión entre la salud humana, la del resto de los animales y la medioambiental.
Así como el ébola, el zika, la gripe aviar y la covid demuestran que la interacción entre humanos y animales puede originar pandemias, la destrucción de hábitats y el cambio climático impulsan migraciones, agravando crisis geopolíticas y la propagación de virus.
Del mismo modo, la degradación de un ecosistema, una enfermedad en una granja o la contaminación de un río pueden afectar a comunidades enteras, incluso a gran distancia.
Asimismo, el uso excesivo de antibióticos en ganadería contribuye a resistencias bacterianas que acaban afectándonos a todos. Pero también, en la escala cotidiana de una consulta veterinaria, identificar signos de maltrato en un gato doméstico puede alertar sobre violencia de género en ese mismo domicilio.
De esta forma, One Health recuerda que ningún ser, ninguna acción, ningún entorno está aislado, motivo por el cual diversos organismos de Naciones Unidas y cada vez más instituciones nacionales e internacionales promueven esta estrategia como vía esencial para prevenir y responder a riesgos sanitarios derivados de problemas que precisan abordajes multidimensionales, como la emergencia climática.
Pero quien crea que esto solo concierne a activistas de la agenda woke se equivoca. Los riesgos medioambientales son la mayor fuente de preocupación global a largo plazo y se intensificarán en la próxima década, según el informe anual sobre riesgos mundiales del Foro Económico Mundial presentado en enero en Davos, cumbre del poder político y empresarial. Dicho documento destaca cuatro áreas que requieren atención urgente: los eventos climáticos extremos, la pérdida de biodiversidad y el colapso de ecosistemas, los cambios irreversibles en sistemas naturales y la escasez de recursos naturales.
Los conceptos One Health y salud global son complementarios, pero tienen enfoques distintos. Este último prioriza la salud humana en un contexto internacional, abordando inequidades sanitarias, enfermedades transfronterizas y determinantes sociales, económicos y políticos. Si bien reconoce la influencia del entorno, “su enfoque es antropocéntrico”, como indica a SINC Delia Saleno, veterinaria de animales de compañía en la Clínica Veterinaria Son Dureta de Palma de Mallorca y responsable del departamento One Health de la CEVE (Confederación Empresarial Veterinaria Española).
Por el contrario, One Health amplía el marco y enfatiza la interdependencia entre humanos, otros animales y el medio ambiente partiendo del principio de que los problemas sanitarios deben abordarse desde una perspectiva interdisciplinar, teniendo en cuenta el impacto ambiental de la actividad humana y el bienestar animal. “Tiene mucho sentido en la prevención y la mitigación de riesgos para la salud”, destaca Saleno.
El origen de este concepto es antiguo, relata la veterinaria. “Hace más de 250 años, el fundador de la primera escuela de medicina veterinaria en Lyon ya defendía la colaboración con la medicina humana. Después, en el siglo XIX, surgieron one medicine y one pathology para aplicar conocimientos de enfermedades animales a humanos. Un ejemplo es el origen de la palabra vacuna, derivada de vacuno, por su papel en la inmunización contra la viruela”, recalca.
En 2004, la Declaración de Manhattan introdujo el concepto One World, One Health (un mundo, un sola salud) como enfoque holístico para prevenir enfermedades respetando los ecosistemas. Este concepto evolucionó con la alianza de 2008 entre la OMS, la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) y la OMSA (Organización Mundial de Sanidad Animal), consolidando el término one health en la Conferencia sobre Cambio Climático de ese mismo año, al que se adhirió en 2022 el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (PNUMA).
Como explica a SINC Hermann Schwarz, médico de familia y presidente del Colegio de Médicos de Alicante, One Health “es el concepto de salud pública llevado a un espectro más amplio” y conlleva la necesidad de coordinar esfuerzos entre médicos, veterinarios, ambientalistas, investigadores, sociólogos, urbanistas, arquitectos o profesionales de la comunicación, entre otras disciplinas.
Los médicos suelen centrarse en el paciente y no siempre consideran el impacto ambiental de su práctica, no nos han formado para ello
“Los médicos suelen centrarse en el paciente y no siempre consideran el impacto ambiental de su práctica, no nos han formado para ello”, advierte Schwarz, que es también secretario y representante de la Organización Médica Colegial (OMC) en la Plataforma One Health, una red estatal que aúna esfuerzos de múltiples organizaciones para “visibilizar problemas, sensibilizar a los decisores políticos y conseguir que se tomen decisiones desde un punto de vista global”.
Esa colaboración también es clave entre consejerías y ministerios, aclara Schwarz: “Encasillar competencias dificulta normativas integrales, mientras que un enfoque intersectorial permite decisiones más efectivas. Por ejemplo, si Agricultura no considera el impacto de ciertos químicos en los suelos, podría agravar la desertificación y el abandono rural. Todo está conectado, y comprender estas interacciones es esencial”.
“Es muy difícil cambiar las culturas o las creencias, pero es posible”, considera este especialista, que confía en las nuevas generaciones y recuerda que la OMC y muchas sociedades científicas trabajan ya en sensibilización y protocolos para reducir el impacto en el calentamiento global de los gases anestésicos o los aerosoles presurizados usados en enfermedades respiratorias. El nuevo código de deontología médica (2022) ya reconoce la importancia de minimizar el impacto sanitario en el medioambiente, insiste. En este sentido, el Ministerio de Sanidad acaba de publicar una guía para reducir la huella ecológica por el uso de inhaladores.
A diferencia de la medicina clínica humana, que ha solido enfatizar el enfoque antropocéntrico, los veterinarios parecen llevar One Health integrado de serie. “Nos forman así desde el primer día en la universidad y cuando atendemos al animal, siempre pensamos en posibles implicaciones en la salud de las personas convivientes y de la comunidad”, considera Saleno.
Esta experta recuerda el brote de leishmaniasis de Fuenlabrada (2010-2012), “que empezó por una mala decisión urbanística”. Al dejar de labrarse terrenos agrícolas, aumentó la población de liebres —reservorio de Leishmania—, favoreciendo la transmisión y virulencia del parásito, lo que desencadenó un brote en humanos.
“One Health tiene que ser la columna vertebral donde se construye toda la sanidad”, subraya esta experta, que también preside el grupo de trabajo One Health de la CEOE (Confederación Española de Organizaciones Empresariales).
Según Saleno,“Tras la pandemia de la covid, entendieron la importancia de las políticas One Health como escudo para la economía porque en el contexto de tantos retos que tenemos en este siglo, un problema de salud puede transformarse en un gran problema económico o de distorsión en un mercado, como por desabastecimiento. También identificamos oportunidades de desarrollo empresarial y de tecnologías intersectoriales con impacto en la salud”.
Saleno persigue incluso redefinir el concepto de “salud en todas las políticas”, que promueve considerar las implicaciones sanitarias de las decisiones en todos los sectores. “Lo que debería haber es una sola salud en todas las políticas”, remacha.
Las zoonosis, enfermedades infecciosas trasmitidas a los humanos desde otros animales, son un claro ejemplo donde un abordaje integral resulta insoslayable, apunta Schwarz: el 60 % de las enfermedades infecciosas en personas provienen de otros animales, y el 75 % de las enfermedades infecciosas emergentes tienen origen zoonótico, según el PNUMA.
One Health permite detectar pronto estas amenazas y reducir su riesgo de convertirse en crisis globales. “Si tratáramos muchas zoonosis solo desde el punto de vista de las personas, los reservorios animales o las condiciones ambientales que favorecen sus vectores [como mosquitos o garrapatas], continuarían ahí”, resuelve este especialista.
De igual forma, el sobreuso y los desechos mal canalizados de antibióticos, tanto en medicina humana como veterinaria, contaminan los ecosistemas e incrementan el riesgo de resistencia antimicrobiana, una amenaza que en 2050 podría costar 10 millones de vidas anuales. “El ámbito veterinario ha avanzado más que el de la salud humana en la implementación de un enfoque integrado gracias a una estructura organizada con objetivos europeos y una visión colaborativa”, destaca Schwarz.
Las bacterias multirresistentes (BMR) pueden encontrarse en animales salvajes debido al consumo de cadáveres de otros animales tratados con antibióticos, así como al contacto con antibióticos en aguas residuales o suelos contaminados mediante orina y excrementos humanos o con basura en la que se han eliminado medicamentos de forma incorrecta. “Para minimizar su impacto ambiental, los medicamentos humanos deben desecharse en el punto Sigre de las farmacias, pero en clínicas veterinarias no existe un sistema similar para los fármacos de mascotas”, advierte el especialista.
Transportadas por aves migratorias, ambas amenazas globales ya han llegado incluso a la Antártida, donde se han detectado BMR y multitud de especies infectadas por gripe aviar (H5N1). “En los últimos años, este virus ha infectado a mamíferos y ganado, aumentando el riesgo de mutaciones y adaptación al ser humano” advierte Saleno. “En EE.UU., se ha detectado en vacas lecheras, con alta concentración del virus en leche cruda refrigerada”, señala, recordando el papel de One Health también en la seguridad alimentaria.
Pero One Health también tiene una función en el día a día de muchas consultas, lo que Saleno apuntala con dos ejemplos propios: el de un perro con sarna que llevó a identificar la misma afección en su familia o el de otro, que era un gran soporte para una persona con problemas psiquiátricos, pero que empezó a destrozar la casa cuando su dueño se iba a trabajar. “Tanto el perro como su dueño estaban muy nerviosos y tenían midriasis [dilatación pupilar]. Resultó que la persona consumía marihuana y el perro padecía síndrome de abstinencia cuando aquella salía de casa”.
Esta veterinaria también insiste en que la salud y el comportamiento de animales de compañía pueden revelar maltrato o violencia en las personas. “Hay estudios en varios países, incluida España, que muestran que el 75% de las mujeres víctimas de violencia de género reportaron maltrato previo a sus mascotas, evidenciando cómo la violencia suele escalar, comenzando por los más vulnerables”.
En estos contextos, reclama Saleno, “una colaboración entre la medicina asistencial del animal de compañía y la atención primaria mejoraría mucho la eficacia o la rapidez diagnóstica”.
“La idea de que hay un medioambiente global que cuidar está calando”, cree Schwarz. “Hay normativas europeas que marcan el camino para todos los países y muchas acciones municipales lo respaldan”. Este profesional apela al concepto de "ciudad saludable" que implica prevenir en nuestro entorno: “participamos todos, desde el arquitecto que diseña el edificio, al ingeniero que indica cómo deben ser las calles para evitar islas de calor, al médico que nos atiende cuando enfermamos”.
Por su parte, Saleno destaca que el nuevo comisario europeo de salud ya asume competencias en One Health y bienestar animal, mientras que en EE UU y a pesar del estilo errático de Trump, este ha nombrado a un veterinario experto en One Health para dirigir la respuesta a pandemias.
One Health es más que una estrategia de salud; es una necesidad urgente en un mundo donde las crisis sanitarias no reconocen fronteras. Así como el aleteo de una mariposa puede sentirse en el otro extremo del mundo, nuestras decisiones —grandes o pequeñas— reverberan en la salud colectiva. Cuidar el planeta y a todos sus pobladores —grandes o pequeños— es cuidarnos a nosotros mismos. Parafraseando a Tolkien, busquemos una sola salud para protegerlas a todas.