Los expertos inciden en que no se trata de que la vacuna británica no sea segura, sino más bien en que, por precaución, debería volver a ser sometida a ensayos clínicos que incluyan a mayores de 65 años. La buena noticia es que, según un preprint publicado esta semana en The Lancet, la de AstraZeneca posee además una potencial capacidad para reducir la transmisión del virus.
Este virólogo desarrolla junto al investigador Juan García Arriaza la vacuna CSIC-Biofabri contra la covid-19. Los primeros datos publicados certifican una eficacia del 100 % en modelos animales. Se prevé que comiencen los ensayos clínicos en primavera.
Tras observar a más de 600 pacientes con neumonía por covid-19, investigadores del Hospital Universitario La Paz de Madrid han encontrado que el 25 % tenía alteraciones en la lengua y la boca, y hasta el 40 % en las palmas de las manos y las plantas de los pies. Estos síntomas podrían ayudar al diagnóstico de la infección.
Tras empezar la campaña de vacunación, seis de cada diez españoles se muestran dispuestos a vacunarse sin reticencias. En octubre, esta cifra suponía el 20 %. La población con un mayor rechazo se sitúa ahora por debajo del 10 %, mientras que hace tres meses estaba cerca del 32 %.
Preguntamos a siete especialistas en ciencias de campos diversos qué estudios les gustaría llevar a cabo para rellenar algunos de los agujeros existentes en el conocimiento de la covid-19, pero que resultarían difíciles o imposibles por cuestiones técnicas, logísticas o incluso éticas.
Investigadores españoles han observado cómo el uso del fármaco ivermectina en pacientes con coronavirus moderado produce una tendencia a la reducción de la carga viral y en la duración de algunos síntomas en personas tratadas, comparado con el grupo placebo. Las conclusiones son aún preliminares.