Desde que en 1981 se notificaran los primeros casos de sida, la comunidad científica ha trabajado sin descanso para lograr su cura. Hoy se celebra el Día Mundial de la Concienciación sobre la Vacuna contra esta enfermedad sin que se haya conseguido ningún modelo eficaz. Sin embargo, los expertos creen que todo este camino andado ha facilitado una comprensión más rápida de la COVID-19 y sus mecanismos patógenos.
Los primeros datos del estudio de seroprevalencia, ENE-COVID, revelan una baja inmunidad en la población. El informe muestra una prevalencia de anticuerpos en el 5 %, unos 2 millones de personas, muy lejos de la llamada inmunidad de grupo, que se encuentra en torno al 60 %. La tercera parte de los seropositivos pasó la infección sin síntomas.
Con el alivio de las medidas de confinamiento se abre la posibilidad de una nueva transmisión del virus. Por eso, la detección temprana de los nuevos contagios y el estudio de sus posibles contactos es esencial para controlar el avance de la pandemia.
Evitar el contagio es complicado si no puedes aislarte ni tienes acceso a un grifo de agua corriente. Así es como viven esta pandemia miles de personas en los campos de refugiados griegos, según cuenta el director de Médicos Sin Fronteras en Grecia. Estas condiciones eran ya una emergencia antes de la pandemia.
Un informe del Instituto de Salud Carlos III ha analizado los 30.660 casos de COVID-19 entre sanitarios y declara que casi un 11 % ha tenido que ser hospitalizado. Los hombres representan menos de la cuarta parte de las infecciones en este colectivo y sus casos fueron los más graves.
Para mantener la seguridad durante la desescalada es necesaria una estrategia de diagnóstico precoz, vigilancia y control de los nuevos casos. La catedrática de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad Europea de Valencia explica la importancia de rastrear estas nuevas infecciones.
Un primer estudio serológico en personal sanitario del Hospital Clínic de Barcelona revela una prevalencia de infección por SARS-CoV-2 menor a la esperada. Solo el 11,2 % de los profesionales que se sometió a los test ha contraído el virus.
Un proyecto del CSIC examina un posible nuevo método de diagnóstico de COVID-19 basado en sensores de ADN que emiten fluorescencia en presencia del material genético del virus. Este procedimiento se podría aplicar a gran escala y rebajaría los costes de las técnicas de detección actuales.
La edad avanzada, ser varón y padecer patologías previas son factores asociados a una mayor mortalidad por coronavirus, pero podría haber otros, como la polución del aire. Vivir en zonas contaminadas parece hacer más vulnerables a sus habitantes, aunque las propias partículas nocivas también podrían llevar el virus.
Un trabajo, liderado por el CSIC, muestra que la infección y replicación del virus de la gripe en el corazón produce un fallo en la transmisión del impulso eléctrico cardíaco, que puede desembocar en la muerte. Los investigadores destacan la relevancia de la detección temprana del virus en casos de enfermos cardíacos, que permitiría un diagnóstico y tratamiento precoz de estos pacientes. El estudio se ha llevado a cabo en ratones.