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La elaboración de nuevos medicamentos que puedan reducir el número de pacientes afectados por muerte súbita cardíaca ha iniciado un camino esperanzador. Un equipo de científicos de la Universidad de Jaén (UJA) ha descubierto dos moléculas o microRNAs que, modificadas, podrán servir para fabricar fármacos que traten dos tipos de arritmia altamente asociadas a este tipo de muerte, en concreto las patologías conocidas como el Síndrome de Brugada y el QT largo.
El departamento de Farmacia y Tecnología Farmacéutica de la Universitat de València participa en la Red Alfa, un proyecto europeo para el desarrollo de nuevos medicamentos en países de América del Sur.
Científicos de la Universidad de Salamanca han realizado una revisión de la literatura científica actual en relación con el alcoholismo. Las conclusiones de este estudio indican que existen nuevos tratamientos farmacológicos con buenos resultados en modelos animales y que deberían aplicarse de manera diferenciada en distintos grupos de individuos según su grado de adicción, características genéticas u otros factores diferenciales.
La expresión de la proteína producida por el gen HCN2 es crítica para el dolor inflamatorio o neuropático. Este descubrimiento, publicado en Science y realizado por investigadores de las universidades de Cádiz y de Cambridge, puede tener una importante relevancia clínica.
Una habitación completamente a oscuras parece ser una herramienta eficaz en la lucha contra la diabetes mellitus. Así lo indica un estudio de la Universidad de Granada (UGR), que muestra cómo de este modo se optimizaría la producción de melatonina, una hormona natural que segrega el propio cuerpo en la oscuridad. Los autores observaron que la administración crónica de melatonina sirve para controlar la diabetes al reducir la hiperglucemia y la hemoglobina glicada en ratas obesas diabéticas.
La secreción de melatonina alcanza su pico en la mitad de la noche. Foto: Tim Snell.
En la imagen, los investigadores del estudio Poinar y Wright. Foto: Chantall Van Raay (c).
Los científicos quedaron sorprendidos al ver la rapidez con la que las bacterias se hacían resistentes a los antibióticos cuando estos fueron desarrollados hace menos de un siglo. Ahora, investigadores de la Universidad McMaster (Canadá) han descubierto que esta resistencia ya existía hace al menos 30.000 años.
Científicos del Instituto de Biología Funcional y Genómica (IBFG), centro del CSIC y la Universidad de Salamanca, han publicado un artículo en la revista científica PLoS ONE que contribuye a aumentar el conocimiento sobre las bacterias del género Streptomyces, los microorganismos que producen la mayor parte de los antibióticos. En concreto, trabajan con Streptomyces coelicolor aprovechando que su genoma está secuenciado para identificar nuevos genes implicados.