En la epilepsia localizada o focal, los ataques están generados por una descarga eléctrica neuronal localizada y sincrónica que puede extenderse a porciones grandes del cerebro. A pesar de las intensas investigaciones realizadas, sigue sin respuesta una cuestión fundamental: ¿cuáles son los primeros incidentes celulares que inducen el comienzo de un ataque focal?
La temprana activación de la astroglía es uno de los eventos que predispone a las neuronas para la generación de un ataque epiléptico. En la imagen, astrocitos del hipocampo de una rata.
Aunque la causa del párkinson continúa siendo un misterio, la comunidad científica conoce ya algunas claves de esta dolencia. Dos nuevas investigaciones publicadas esta semana en el Biophysical Journal y en la revista de acceso libre PLoS Biology revelan información sobre los primeros cambios que activan una enfermedad que, sólo en España, afecta a más de 100.00 personas.
En la imagen, una neurona con cuerpos de Lewy, las estructuras neurotóxicas características de un cerebro con párkinson.
Aproximadamente el 1,2% de la población española está en tratamiento con anticoagulantes orales. Durante el inicio de la anticoagulación las complicaciones son frecuentes y pueden ser mortales o muy discapacitantes, como la hemorragia cerebral o accidentes cerebro-vasculares. Ahora, investigadores españoles han conseguido minimizar el riesgo de estos medicamentos.
El Acinetobacter baumannii es un patógeno oportunista resistente a muchos tipos de antibióticos, especialmente grave en el caso de los pacientes ingresados en las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), donde la mortalidad es del 100% si la cepa es multirresistente. Un nuevo estudio muestra ahora que las células epiteliales del pulmón infectadas son capaces de activar el propio sistema inmune para acabar con el patógeno.
Investigadores de la Universidad de Valencia (UV) han resumido e integrado en una revisión científica las estructuras cerebrales que envuelven a la empatía, es decir, a la capacidad de ponernos en el lugar de los demás. Concluyen que los circuitos cerebrales de esta habilidad convergen en parte con los de la violencia.
En la imagen, la Porphyra leucosticta en las costas de Roscoff (Francia). Foto: Mirjam Czjzek.
El patógeno Acinetobacter baumannii, resistente a multitud de antibióticos.