Gracias a la participación de más de 400 ornitólogos voluntarios que recogieron más de 126.000 registros de pájaros, un equipo de científicos pone en evidencia que durante el confinamiento no hubo más aves en el entorno urbano, sino que se oyeron y se vieron más gracias a su rápido cambio de comportamiento.
La respuesta a esta pregunta ha intrigado a los paleoantropólogos desde hace décadas. Pero gracias a la reconstrucción de las capacidades auditivas de fósiles neandertales, los científicos tienen ahora la prueba de que los humanos modernos no hemos sido los únicos en poder hablar.