El 11 de febrero es el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, con el que se busca visibilizar el trabajo de las mujeres en este ámbito y fomentar la cultura científica entre las jóvenes. Organizaciones profesionales, fabricantes de juguetes y hasta Barrio Sésamo trabajan para que el viejo estereotipo del físico despistado o el ingeniero excéntrico deje paso a nuevos modelos femeninos.
Menos del 20% de puestos de responsabilidad en ciencia en España están ocupados por mujeres, pese a que en una institución como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) las becarias suponen el 60%. Evitar este desequilibrio y animar a las mujeres a que prosigan la carrera investigadora son algunos de los objetivos del manifiesto Cambia las cifras, presentado ayer en la sede del CSIC en Madrid.
Joan Steitz, profesora de Biofísica Molecular y Bioquímica de la Universidad de Yale y del Instituto Médico Howard Hughes (EE UU), visitó Barcelona en enero para participar en el encuentro anual de los investigadores del Centro de Regulación Genómica, uno de los siete centros localizados en el Parque de Investigación Biomédica de esta ciudad. Steitz, madre de un hijo que siguió sus pasos y mujer del ganador de un Premio Nobel, está considerada una de las fundadoras del campo de la biología del ARN. Además, es una destacada activista en la promoción de las carreras científicas de las mujeres.
A pesar de los avances logrados, la realidad es que en el mundo científico sigue existiendo desequilibrio entre sexos en los salarios, en el número de investigadoras invitadas a hablar en conferencias, en el porcentaje de subvenciones recibidas y en las tasas de deserción. Un grupo de investigadoras y directivas ha diseñado un conjunto de medidas para romper el código de la desigualdad en ciencia, ingeniería y medicina.