La bajada de temperaturas en las noches de invierno puede suponer un gran gasto energético para las aves, por eso emplean diferentes mecanismos para termorregularse. Un equipo de científicos ha descubierto que los correlimos comunes, protagonistas de #Cienciaalobestia, ahorran energía con la ingesta de alimentos antes de irse a dormir.
El periodo reproductor de algunas aves marinas de diferentes regiones del Ártico se está adelantando como consecuencia del aumento de temperaturas que causa el cambio climático. Así se desprende de un artículo publicado en la revista Global Change Biology, que cuenta con la participación de Francisco Ramírez, científico de la Universidad de Barcelona.
Un equipo internacional de investigadores ha calculado que 5.579 especies animales están siendo explotadas en el mercado de vida salvaje. Los expertos también han previsto que otras 3.196 especies podrían estar en riesgo de una futura mercantilización.
Un estudio tafonómico liderado por la investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, Ruth Blasco, presenta evidencias de que las aves no solo fueron aprovechadas como alimento, sino también por sus plumas durante el Pleistoceno medio.
El estrecho de Gibraltar es un lugar de migración por cielo y mar. Miles de pájaros se reúnen allí para cruzar el océano hacia África. Torres eléctricas y molinos eólicos salpican el paisaje y dificultan su vuelo. Otra amenaza que no se percibe a simple vista, la del calentamiento global, está cambiando las rutas y la vida de estas especies.
En las últimas cinco décadas, EE UU y Canadá han experimentado un declive masivo de poblaciones de cientos de especies de aves. Gracias a los datos recopilados a largo plazo en programas de monitorización, un equipo de científicos ha determinado que estas se han reducido en un 29 %, lo que corresponde a 2.900 millones de aves desde 1970, sobre todo por los impactos antropogénicos.
Hasta ahora se creía que los neonicotinoides, la familia de pesticidas agrícolas más utilizada del mundo, solo afectaban a los insectos, sobre todo a las abejas polinizadoras. Un nuevo estudio aporta la primera evidencia directa de que estos compuestos tóxicos perjudican también a los pájaros cantores que pierden peso y retrasan sus migraciones por la ingesta de semillas tratadas.
Reconstrucción gráfica del loro gigante Heracles. / Brian Choo, Flinders University
Un equipo internacional de científicos, con participación del CSIC, ha analizado los cambios morfológicos y las alteraciones en los ciclos biólogicos de los animales en respuesta al aumento de las temperaturas. El trabajo, centrado particularmente en las aves, pone de manifiesto que algunas especies están adelantando su ciclo reproductivo, lo que no supone una ventaja adaptativa.
Desde mediados del siglo XX, los científicos están convencidos de que los vencejos comunes, que pueden permanecer hasta 10 meses volando, comen y duermen en el aire. Un nuevo estudio demuestra que no son los únicos. Los vencejos pálidos, protagonistas de #Cienciaalobestia, pueden volar también durante varios meses, por lo que estas aves estarían en realidad diseñadas para la vida área.