Con sus superpoderes podrían barrer a cualquier héroe de Marvel. Se sienten cómodas en los ambientes más inhóspitos del planeta y son capaces de alimentarse de una manzana, de plástico o de uranio. Cada poco tiempo, los microbiólogos descubren nuevas especies con sorprendentes capacidades. Son responsables de muchas enfermedades, pero también de gran parte de los flujos de carbono, oxígeno y nitrógeno en nuestro planeta y, por tanto, de la vida tal y como la conocemos.
Investigadores de la Universidad de Jaén han confirmado que compuestos derivados de los restos del cultivo del olivo y de la producción de aceite se podrían utilizar como complementos en la dieta. En concreto, para fabricar sustancias que mejoran la acción de las bacterias intestinales implicadas en la digestión.
Ávida de nuevos descubrimientos e insaciable investigadora, la francesa Emmanuelle Charpentier es una de las científicas más reconocidas por el desarrollo de la herramienta CRISPR Cas9 de corta-pega genético. Aunque la técnica esté en constante evolución, Charpentier espera que en unos años su laboratorio produzca hallazgos más allá de una tecnología que modifique el ADN para tratar enfermedades causadas por bacterias resistentes a antibióticos.
Las bacterias del género Pseudomonas son capaces de adaptarse a todo tipo de ambientes. Científicos españoles acaban de describir una nueva especie de estos microorganismos que ha sido localizada en la Antártida en el contexto de una investigación internacional. La nueva bacteria es capaz de emitir sustancias que interrumpen la comunicación de otras con microorganismos y plantas.
Investigadores de la Universidad de Harvard han codificado en el genoma de un grupo de bacterias la información digital de una fotografía y un GIF o animación corta. Después han secuenciado el ADN de los microorganismos para recuperar la imagen y el vídeo con una precisión del 90%. El avance se ha conseguido con la técnica CRISPR de corta-pega genético y ya ha despertado la imaginación de los científicos en el campo de la ‘grabación molecular’.
Investigadores de Cataluña han diseñado unos diminutos robots que pueden eliminar del agua las bacterias causantes de enfermedades, como E. coli. Dichos microbots pueden navegar a través del agua durante unos 15 a 20 minutos antes de quedarse sin magnesio y, en este tiempo, son capaces de atrapar más del 80% de estas bacterias.
Los diabéticos tienen un mayor riesgo de padecer tuberculosis si son infectados. Al mismo tiempo, esta enfermedad ocasiona un aumento transitorio de azúcar en sangre. Investigadores del Complejo Asistencial Universitario de León han analizado cómo reaccionan los componentes de la sangre ante la infección y qué diferencias hay entre los individuos más y menos propensos a sufrir tuberculosis.
Investigadores de la Universidad de Jaén han comprobado que una bacteria del género Klebsiella se puede usar para eliminar metales pesados, como la plata, de las aguas residuales. Además, durante el proceso genera cloruruo de plata, un agente antimicrobiano que también es muy demandado por la industria biotecnológica por sus propiedades ópticas.
Investigadores de la Universidad de Jaén han demostrado que la capa gelatinosa, denominada biopelícula, que forman los microorganismos en muchos productos alimenticios es vulnerable ante compuestos obtenidos de los residuos de la poda de este arbusto. De esta forma, los desechos se convierten en potenciales conservantes naturales y en desinfectantes ecológicos.
Investigadores de la Universidad de Cádiz han examinado la composición de sedimentos de la localidad inglesa de Colchester (Essex) para observar la actuación de microorganismos responsables de descomponer ciertos compuestos en horas. Debido a la inmediatez con la que realizan esta función, provocan una mayor riqueza del sedimento marino al regenerar nutrientes continuamente.