Para reducir las emisiones de efecto invernadero que genera una localidad, investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y de la Antonio de Nebrija han desarrollado una herramienta que calcula la huella de carbono dentro de la planificación urbanística. Este método pionero se ha probado en 33 municipios de Madrid y Toledo, y podría aplicarse en núcleos urbanos similares.
Una investigadora de la Universidad del País Vasco ha desarrollado un protocolo, que se basa en modelos matemáticos de gestión de la calidad de aire, para identificar fuentes de contaminación y cuantificar su impacto sobre los niveles ambientales. El método ha sido validado con datos de compuestos orgánicos volátiles obtenidos en una zona del Bajo Cadagua (Vizcaya).
Grandes ventanales y luz a raudales, un comedor de forma circular, pasillos con mobiliario de estilo modernista, una piscina y zonas ajardinadas. Este entorno configura el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, un centro de investigación inusual. Marta Castellote, su directora, explica que la actividad medular del centro es la innovación en la construcción con nuevos materiales: cementos de menor huella de carbono y hormigones que parecen de ciencia ficción. Castellote coordina ahora un proyecto sobre pavimentos que, mediante materiales fotocatalíticos, puedan reducir la contaminación de las ciudades.
Un estudio demuestra que una exposición materna a dióxido de nitrógeno (NO2), que procede principalmente del tráfico, en las primeras fases del embarazo se asocia con un menor crecimiento del feto, según las medidas de ultrasonido de crecimiento durante el embarazo y medidas del tamaño al nacer.
Una nueva investigación analiza si la exposición a la contaminación del aire prenatal se asocia con rasgos autistas en la infancia. El trabajo, publicado en Environmental Health Perspectives, engloba cuatro estudios de cohorte de nacimiento y niños basados en la población europea.
Miles de niños y mujeres embarazadas de varios países europeos han participado en el extenso proyecto HELIX para caracterizar el exposoma, que combina todos los peligros ambientales a los que las madres y los niños están expuestos a lo largo de su vida. El trabajo se centra en las influencias ambientales sobre la obesidad, el asma y el desarrollo neurológico.
Los vehículos, sobre todo los diésel, emiten partículas PM2,5 que tienen efectos nocivos para la salud. / SINC
Las partículas de menos de 2,5 micras que emiten los vehículos afectan de forma negativa a la bronquiolitis, neumonía, asma y bronquitis infantil. Si se redujeran sus concentraciones a los niveles recomendados por la OMS, disminuirían los ingresos de niños con estas enfermedades en el hospital y supondría un ahorro diario de 200 euros, según un cálculo efectuado por investigadores de la Universidad de Sevilla en esa ciudad.