Hace 56 millones de años, un episodio de calentamiento global causó inundaciones extremas y destrucción del paisaje. Un estudio realizado en los Pirineos españoles revela la magnitud de este desastre ambiental.
Han diseñado un sistema que, a través de una serie de modelos, evalúa la producción de aceite en Andalucía, en condiciones climáticas futuras que se caracterizan por: la escasez de precipitaciones, la falta de agua para el riego que conlleva y el incremento de las temperaturas.
Los campos de hielo argentinos son una de las más vastas extenciones de agua helada del planeta, sin embargo, los expertos lamentan la falta de estudios sobre las consecuencias de su deshielo. En total, el hielo de la Patagonia ha perdido 1.000 km2 de superficie en unos 60 años.
Según las últimas encuestas, el 36% de los estadounidenses niega que la acción humana sea la causa del calentamiento global, una base suficiente para que el presidente Donald Trump se sienta animado a romper los pactos de lucha contra el cambio climático. Mercaderes de la duda se remonta a los ardides empleados en refutar el efecto cancerígeno del tabaco, matriz de todas las campañas de desinformación posteriores.
La desaparición de la civilización maya de la cultura clásica inferior hace entre 1.000 y 800 años pudo deberse al clima. Un nuevo estudio ha permitido reconstruir la composición del agua del lago Chichancanab, en México, y revela que en esa época la precipitación anual disminuyó hasta un 70% durante los periodos de mayor sequía.
Científicos catalanes han identificado una patología que afecta a la estrella de mar Odontaster validus, una de las especies más frecuentes en los fondos marinos antárticos. Esta enfermedad –la primera descrita en un equinodermo del medio marino antártico– ha llegado a perjudicar hasta el 10% de las poblaciones de esta especie, que es el depredador bentónico más importante de las comunidades costeras de Isla Decepción y de otras regiones marinas de latitudes antárticas.
Un equipo internacional de investigadores, liderado por la Universidad Rey Juan Carlos, ha comprobado que la diversidad vegetal tiene un efecto positivo en la capacidad de los ecosistemas para proporcionar servicios a la humanidad de manera estable a lo largo del tiempo. El estudio identifica qué aspectos de la diversidad vegetal determinan la estabilidad de los ecosistemas bajo distintos escenarios climáticos.
El calentamiento climático es un hecho y ya se refleja en la evolución de las temperaturas estivales en España. Sin embargo, en contra de lo previsto, no ha hecho aumentar la mortalidad atribuible al calor. El análisis de los datos entre 1980 y 2015 sugiere que la población española está mejor adaptada al calor en la actualidad que décadas atrás.
Un trabajo internacional con participación del IPE-CSIC concluye que los árboles más grandes y altos son más vulnerables a la sequía porque forman conductos más anchos. Hasta ahora, esta mortalidad selectiva, que se produce a nivel global, se asociaba a adaptaciones al clima.
Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra han diseñado nuevas estrategias de modificación de organismos que ayudarán a contrarrestar el impacto de los humanos sobre la Tierra. Los autores de este trabajo han estudiado la situación de los ecosistemas semidesérticos, donde el aumento de temperatura provocará una transición brusca hacia el estado desértico