Las torres de hormigón que se levantaron en Alicante y otros puntos de la costa mediterránea durante los años 60 no están diseñadas para aguantar un movimiento sísmico ni cuentan con los materiales adecuados. Así lo revela un estudio de investigadores de la Universidad de Alicante, que ofrecen una metodología para analizar como afectaría un terremoto a la estructura de estas construcciones junto al mar.
Una investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid ha desarrollado un nuevo tipo de asfalto más ecológico. Su proceso de fabricación consigue disminuir el consumo de recursos naturales y de energía, así como las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las playas de Motril y Salobreña sufren problemas de erosión provocados, en gran medida, por la Presa de Rules, que actúa como barrera al transporte natural de sedimentos, impidiendo que lleguen a la costa. Un equipo de la Universidad de Granada ha diseñado una metodología para identificar las alternativas más eficientes para la regeneración de las costas.
Los aditivos convencionales tienen calcio y cuando se echan en los suelos con sulfatos se producen reacciones adversas desde el punto de vista económico y medioambiental. Ahora investigadores de la la Universidad del País Vasco y la Universidad Pública de Navarra proponen usar un aditivo alternativo a base de magnesio para evitar esos problemas y mejorar las propiedades constructivas de este tipo de suelos.
Investigadores de la Universidad de Huelva y de una universidad brasileña han conseguido elaborar ladrillos con material procedente de las plantas de gestión de residuos de construcción. El producto supera los requisitos de resistencia establecidos en las actuales normativas de edificación en Europa y América con un menor coste de producción. Los experimentos, realizados en Brasil, han demostrado la efectividad de su aplicación inmediata en la industria.
Las pequeñas y medianas empresas de construcción españolas priorizan la obtención de contratos y la producción sobre cualquier actividad de I+D. Están muy concentradas en las actividades del día a día y no dedican tiempo a generar ideas creativas. Sus mejoras tecnológicas suelen ser fruto de la necesidad y tienen por objetivo resolver problemas puntuales a pie de obra. Esa innovación no se comunica ni difunde y acaba perdiéndose, según un estudio de Universidad Politécnica de Valencia.
Grandes ventanales y luz a raudales, un comedor de forma circular, pasillos con mobiliario de estilo modernista, una piscina y zonas ajardinadas. Este entorno configura el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, un centro de investigación inusual. Marta Castellote, su directora, explica que la actividad medular del centro es la innovación en la construcción con nuevos materiales: cementos de menor huella de carbono y hormigones que parecen de ciencia ficción. Castellote coordina ahora un proyecto sobre pavimentos que, mediante materiales fotocatalíticos, puedan reducir la contaminación de las ciudades.
La madera es un material muy ligero y resistente que se usa cada vez más en la construcción por ser renovable y requerir poca energía en los procesos de fabricación. Ahora, un equipo de la Universidad del País Vasco ha desarrollado una metodología para medir y mejorar la sostenibilidad ambiental de este recurso.