Este lunes la Agencia Espacial Europea y la rusa Roscosmos han lanzado Exomars 2016, una misión con dos protagonistas: el orbitador TGO que analizará los gases de la atmósfera marciana para buscar signos de actividad biológica o geológica, y el demostrador tecnológico Schiaparelli, que aterrizará con paracaídas en el planeta rojo. La misión continuará a partir de 2018 con el envío de un rover a la superficie marciana.
El próximo lunes 14 de marzo la Agencia Espacial Europea y la agencia rusa Roscosmos lanzarán ExoMars, una misión destinada al estudio de la atmósfera y el subsuelo del planeta rojo y, en concreto, a la búsqueda de gases con posible importancia biológica. El Instituto de Astrofísica de Andalucía ha diseñado parte del instrumento NOMAD, una pieza clave del obitador para analizar el metano, un gas que en la Tierra producen sobre todo los seres vivos.
Hace entre 3.000 y 3.500 millones de años la corteza y el manto de Marte giraron al menos 20 grados respecto a su núcleo. El responsable fue el enorme peso del complejo volcánico de Tharsis, el mayor del sistema solar, según han descubierto investigadores franceses mediante simulaciones topográficas. El estudio resuelve algunos interrogantes sobre las primeras etapas del planeta rojo y la distribución de sus ríos, justo en el momento en que pudo haber surgido la vida.
Esta semana dos cosmonautas rusos han retirado del exterior de la Estación Espacial Internacional una plataforma en la que muestras de un liquen ‘vagante’ recogido en Guadalajara (España) llevaban expuestas a la radiación extraterrestre desde 2014. Ahora regresarán de nuevo a la Tierra para ver cómo estos y otros organismos han superado la prueba. El objetivo es conocer su capacidad de resistencia a condiciones espaciales y parecidas a las de Marte.
Astrónomos belgas han rendido homenaje al legendario músico David Bowie y le han puesto su nombre a un grupo de siete estrellas, visualmente cercanas a Marte. Su forma se parece al rayo pintado sobre el rostro del artista en la portada de su disco Aladdin Sane. Aunque los promotores de la idea la han anunciado como una constelación, se trata realmente de un asterismo.
En los próximos años, numerosas misiones espaciales se han puesto como objetivo llegar a Marte. Una de ellas, MetNet, contempla instalar estaciones de observación en la superficie marciana y medir la radiación solar. Un equipo internacional de científicos, en el que participa la Universidad Complutense de Madrid, ha diseñado un modelo para calcular este tipo de radiación, un parámetro esencial en los futuros viajes tripulados al planeta rojo.
Las dos primeras naves de la misión ExoMars, un orbitador y un demostrador de aterrizaje, viajarán en diciembre desde Francia al cosmódromo de Baikonur (Kazakistán) para preparar su lanzamiento el próximo mes de marzo rumbo a Marte. Después, en 2018, también se enviará un vehículo de exploración y una plataforma con instrumentación científica para buscar vida en el planeta rojo.
Las eyecciones del Sol generan unos flujos iónicos en el campo magnético de Marte que pueden alcanzar los 5.000 km en el espacio. El espectacular fenómeno lo ha detectado la nave MAVEN de la NASA mientras analizaba la atmósfera marciana, donde también ha encontrado difusas auroras, diferencias de temperatura y un misterioso polvo, seguramente de origen interplanetario. El viento solar puede estar detrás de las perdidas de atmósfera en el planeta rojo.
Durante estos días se pueden observar a la vez a Venus, Marte y Júpiter en el cielo nocturno, una conjunción que no se volverá a repetir hasta el año 2021. Los aficionados a la astronomía podrán disfrutar del espectáculo hasta finales de semana, pero es entre el jueves y viernes cuando los tres planetas se verán más próximos.