Durante la última etapa del Mioceno, el Mediterráneo experimentó periodos tanto de llenado como de sequía extrema. Investigadores de Geociencias Barcelona del CSIC proponen que la erosión junto a los ciclos climáticos fue lo que provocó estos cambios drásticos en el nivel del mar.
Los resultados del trabajo, liderado por el Instituto Pirenaico de Ecología, no implican que la región no esté afectada por el cambio climático, sino que predicen más aridez y peores sequías por el aumento de temperaturas.
Dos informes presentados por la Red Euromediterránea de Científicos Medioambientales y Climáticos durante la COP29, que se celebra estos días en Bakú (Azerbaiyán), alertan de los riesgos en esta región. Los expertos advierten de que esta subida del nivel del mar podría desplazar hasta 20 millones de personas para finales de siglo.
El momento y la localización donde se generan las tormentas determina su intensidad. La devastación causada estos días tiene en la ciencia y en la ingeniería las herramientas necesarias para minimizarla. Hablamos con Félix Francés García, catedrático de ingeniería hidráulica de la Universidad Politécnica de Valencia y especialista en riesgo de inundación, sobre qué se puede hacer para disminuir su peligrosidad.
Hace 50 años, las DANA, que entonces se llamaban gotas frías, ocurrían entre tres y cuatro veces al año, esencialmente en noviembre. Hoy ocurren a lo largo de todo el año. ¿Por qué?
Es la principal conclusión de un nuevo estudio liderado por el ICM-CSIC que revela que, a medida que aumenta la contaminación por plásticos y disminuyen las especies formadoras de hábitat, la especie recurre cada vez más a estos restos para poner los huevos.
Un estudio internacional, con participación del CSIC, muestra cómo el aislamiento geológico del mar Mediterráneo durante el Mioceno dio lugar a una acumulación de sal que provocó una crisis ecológica.
Esta nueva investigación, liderada por el CSIC, se centra en el impacto de la infección junto al cambio climático en viñedos y zonas europeas protegidas con denominación de origen. Para ello, han evaluado los diferentes escenarios en los que se desarrolla la epidemia global de ‘Xylella fastidiosa’, que transmiten unos insectos conocidos como chicharras.
Un equipo de investigación, liderado por la Universidad de Granada, ha descubierto que nuestros ancestros alteraron la dinámica entre las águilas perdiceras y sus principales competidoras, las águilas reales. Sin embargo, irónicamente, en la actualidad, la actividad humana pone en peligro la supervivencia futura del águila perdicera.
Hasta ahora, esta especie había sido confundida con otras muy similares. Ha sido identificada gracias al uso de técnicas moleculares, y se suma a las tres especies de cangrejo ermitaño, una de cangrejo guisante y otra de cangrejo araña también descritas en los últimos seis años en esta zona y por el mismo equipo.