Las restricciones en los desplazamientos por carretera que aplicaron los gobiernos en 2020 debido a la pandemia contribuyeron a reducir las concentraciones de NO2 y el número de fallecimientos. Así lo revela un estudio del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus y diversos centros europeos.
Según un informe del Observatorio de Sostenibilidad, unos 19 millones de personas están expuestas a altos niveles de contaminación por NO2, PM10 y PM2,5. Los niveles medios para 2021 se mantuvieron similares a los de 2020.
La edad avanzada, ser varón y padecer patologías previas son factores asociados a una mayor mortalidad por coronavirus, pero podría haber otros, como la polución del aire. Vivir en zonas contaminadas parece hacer más vulnerables a sus habitantes, aunque las propias partículas nocivas también podrían llevar el virus.
El satélite europeo Sentinel-5P ha detectado una caída significativa en las concentraciones de dióxido de nitrógeno en el norte de Italia entre febrero y marzo. La disminución de este compuesto, emitido por los vehículos, coincide con las medidas adaptadas para evitar el avance de la enfermedad, que han provocado una reducción del tráfico y las actividades industriales.
Un nuevo consorcio europeo integrado por nueve organizaciones de España e Italia desarrollará soluciones innovadoras para analizar la variabilidad en los flujos del tráfico rodado. Su objetivo es ofrecer a ciudadanos y administraciones una estimación robusta, rápida y fiable sobre los niveles de contaminación y la calidad del aire.
El plan de acción que puso en marcha el Ayuntamiento de Madrid en diciembre de 2016 por alta contaminación de dióxido de nitrógeno, que incluyó restricciones de tráfico y velocidad, evitó que los niveles de este contaminante aumentasen hasta un 15% en el centro de la ciudad, aunque apenas se notó e incluso se incrementaron ligeramente en las afueras. Así lo revela el estudio realizado por científicos de la Universidad Politécnica de Madrid y otros centros de investigación del proyecto Tecnaire-CM.
Los resultados de un nuevo estudio, publicado en The Lancet Respiratory Medicine, sugieren que la exposición a la contaminación atmosférica y el hollín en las primeras etapas o en el útero puede contribuir a aumentar la incidencia de asma en la infancia.
Un estudio demuestra que una exposición materna a dióxido de nitrógeno (NO2), que procede principalmente del tráfico, en las primeras fases del embarazo se asocia con un menor crecimiento del feto, según las medidas de ultrasonido de crecimiento durante el embarazo y medidas del tamaño al nacer.