Además de transmitir ingentes cantidades de información entre continentes, los cables de fibra óptica transoceánicos pueden actuar como sensores ambientales de movimientos sísmicos y corrientes oceánicas. Para conseguirlo, una nueva técnica utiliza los repetidores que llevan estas infraestructuras y ha logrado detectar terremotos de Perú e Indonesia en una línea que conecta Reino Unido con Canadá.
Una investigación internacional demuestra cuantitativamente cuándo es posible que la actividad sísmica tenga un efecto disparador en las erupciones volcánicas. Además, este trabajo revela que los terremotos de América Central en 2012 habrían influenciado la erupción y activación de algunos volcanes de la zona.
Investigadores del CSIC y la Universidad de Alcalá han desarrollado un dispositivo que permite utilizar un cable de fibra óptica del Observatorio del Roque de los Muchachos en una red sísmica con miles de sensores. Sus datos informarán de movimientos en el terreno y complementarán a los que ya aportan los sismógrafos convencionales.
El volcán de Cumbre Vieja sigue rugiendo sin cesar. Debajo, el magma que se había acumulado a varios kilómetros de profundidad busca su camino hacia la superficie, acompañado de sismos, gases y deformaciones del suelo. El final de la erupción dependerá de la evolución de este líquido formado por roca fundida a más de 1.300 ºC.
La destrucción que deja a su paso la colada de lava en La Palma ha relegado a un segundo plano los daños que los numerosos seísmos, aunque de baja intensidad, pueden estar ocasionando en las edificaciones no afectadas directamente por la erupción. Dos expertos consultados por SINC señalan que nuestro país tiene una normativa sísmica de construcción anticuada, que no protege a las viviendas frente a estos fenómenos.
Además del Instituto Geográfico Nacional, que es el responsable de la vigilancia del volcán en La Palma, otras instituciones han pedido autorización para viajar y estudiar su evolución. Es el caso de un equipo de la Universidad de Granada, del que forma parte el científico Javier Almendros, que ha instalado sismómetros electrónicos cerca del cono principal.
La actividad sísmica continúa en la isla de La Palma con menor frecuencia e intensidad. Sin embargo, desde el Gobierno de Canarias se ha acordado mantener el semáforo amarillo de alerta ya que la deformación del suelo en la zona de la Cumbre Vieja ha subido a los diez centímetros.
Desde el pasado sábado, la isla canaria de La Palma ha registrado más de 4.200 pequeños terremotos. Ayer, uno de ellos, de una magnitud de 3,2, fue el más potente desde que empezó la crisis. Según el Instituto Vulcanológico de Canarias, una incursión de magma en el subsuelo de la isla podría ser la causa, aunque de momento no hay razón para temer una erupción.
Terremotos como el que ha golpeado a Haití de magnitud 7,2, con cientos de réplicas que dejan miles de muertos y heridos, no se pueden predecir. La reputada sismóloga Lucy Jones lleva años estudiando estos fenómenos extremos y asesora a EE UU para reducir los riesgos de los seísmos en su país. En su nuevo libro desentraña el impacto que han tenido estos eventos en la política, la arquitectura y hasta en nuestra forma de pensar.
Investigadores de varias instituciones, entre las que se encuentra el CSIC, han analizado los terremotos registrados en el planeta rojo por el módulo de la NASA y han cartografiado, por primera vez, el interior marciano. Los datos, publicados en tres estudios en Science, confirman que tiene un núcleo líquido y metálico. También dan información sobre el tamaño de este, la estructura de la corteza y el manto.