Investigadores de la Universidad de Almería han aplicado una técnica de análisis que identifica de forma simultánea hasta 253 compuestos en cantidades microscópicas. Con esta herramienta los expertos determinarán la influencia de los contaminantes en la reducción del número de colmenas.
Una colmena en un tronco hueco en Cévennes (Francia)./ Eric Tourneret
El resveratrol es un compuesto fenólico –micronutriente presente en el reino vegetal– que se encuentra presente en la vid y que cuenta con diversas propiedades beneficiosas para la salud: es antioxidante y anticancerígeno. Investigadores de la Universidad de Valladolid y del Centro Apícola Regional de Marchamalo lo han encontrado ahora en muestras comerciales de polen de abejas melíferas.
Infografía explicativa de la investigación llevada a cabo en Australia con abejas. / Efe
Un vídeo de 60 segundos, elaborado por el fotógrafo Anand Varma, muestra la evolución de las abejas obreras desde que son pequeñas larvas hasta que a los 21 días alcanzan su forma definitiva y salen volando. Mientras se desarrollan, las crías sufren la amenaza de unos pequeños ácaros parásitos.
El tajinaste rojo (Echium wildpretii) es una de las plantas endémicas de Tenerife que podría estar en peligro. / Alfredo Valido
El Parque Nacional del Teide en Tenerife posee el mayor número de colmenas por kilómetro cuadrado del mundo, un récord que podría provocar una situación ecológica de no retorno. Un nuevo estudio advierte que la introducción de la abeja Apis mellifera está alterando el ecosistema del parque, hasta el punto de afectar a los polinizadores nativos y a la reproducción de algunas plantas endémicas de este ecosistema insular.
El centro tecnológico vasco IK4-TEKNIKER participa en el proyecto europeo Local4Global que incorporará propiedades de los sistemas naturales a la domótica y el tráfico. El objetivo es reducir el consumo energético de los hogares y mejorar un 70% las redes de tráfico.
Las sustancias químicas que segregan las reinas de especies como hormigas, abejas y avispas evitan que las obreras de la colonia puedan reproducirse. Estas feromonas tienen su origen en insectos ancestrales solitarios de hace 150 millones de años y son esenciales para comprender la evolución de la sociabilidad y la división del trabajo de estos artrópodos.