Un investigador australiano adiestró a un grupo de abejas para comprobar si serían capaces de reconocer rostros humanos. Después de diferentes experimentos, el equipo descubrió que en realidad las abejas pueden aprender a reconocer la disposición de los rasgos faciales de las personas.
Apicultura. Foto: Roberto Vinicius.
La amenaza mundial contra la polinización de las flores y la producción alimentaria de las cosechas, acentuada por el dramático descenso de las colmenas, se podría aplacar con un renovado enfoque hacia los polinizadores “silvestres”. Los planes agroambientales que animan a los apicultores a crear ambientes propicios para las abejas podrían ser clave a la hora de aumentar el número de polinizadores silvestres disponibles en el medio ambiente.
Abejas utilizadas en el experimento, en un peine artificial. Se puede observar cómo las abejas nodriza se ocupan de la prole.
Un nuevo método detecta antibióticos en la miel. Foto: Justmakeit
El Grupo de Investigación sobre Técnicas de Separación y Análisis Aplicado (TESEA), integrado en el instituto universitario Cinquima (Centro de Innovación en Química y Materiales Avanzados), de Valladolid, lleva casi una década colaborando con el Centro Apícola Regional (CAR) de Marchamalo, en Guadalajara, en el estudio del llamado síndrome de despoblamiento de las colmenas, un fenómeno que ha provocado que millones de abejas melíferas estén desapareciendo en todo el mundo.
Investigadores de la Universidad de Warwick están examinando hongos existentes en la naturaleza que puedan destruir al ácaro Varroa, una de las mayores amenazas del mundo para las abejas melíferas. Los científicos están investigando también varias formas de aplicar el hongo mortal por toda la colmena, desde baños antifúngicos para pies hasta sprays en polvo.