El Parque Nacional del Teide en Tenerife posee el mayor número de colmenas por kilómetro cuadrado del mundo, un récord que podría provocar una situación ecológica de no retorno. Un nuevo estudio advierte que la introducción de la abeja Apis mellifera está alterando el ecosistema del parque, hasta el punto de afectar a los polinizadores nativos y a la reproducción de algunas plantas endémicas de este ecosistema insular.
El centro tecnológico vasco IK4-TEKNIKER participa en el proyecto europeo Local4Global que incorporará propiedades de los sistemas naturales a la domótica y el tráfico. El objetivo es reducir el consumo energético de los hogares y mejorar un 70% las redes de tráfico.
Las sustancias químicas que segregan las reinas de especies como hormigas, abejas y avispas evitan que las obreras de la colonia puedan reproducirse. Estas feromonas tienen su origen en insectos ancestrales solitarios de hace 150 millones de años y son esenciales para comprender la evolución de la sociabilidad y la división del trabajo de estos artrópodos.
Un equipo de investigadores de Australia ha colocado 5.000 sensores de 2,5 mm en abejas de Hobart (Tasmania). El objetivo es mejorar la polinización y productividad en las explotaciones agrícolas, así como entender las causas del colapso de las colonias de estos insectos.
Las abejas desempeñan un papel vital en el paisaje a través de un servicio de polinización. / CSIRO.
El investigador Paulo de Souza en una de las colmenas. / CSIRO.
En la imagen, una abeja melífera poliniza una planta. / Fapas
Al igual que el ser humano, otros animales también utilizan sustancias farmacológicas –como plantas medicinales– para prevenir y curar enfermedades parasitarias, con consecuencias para la evolución del huésped y el parásito. Conocer estas conductas puede ser útil para diseñar medicamentos y evitar pérdidas económicas, por ejemplo, en la industria apícola.
Simulación, durante el experimento, del ataque de un depredador atrapando a la abeja con unas pinzas. / Ana L. Llandres.