Simulación de un agujero negro iluminado por un fino disco de acreción. / Brandon Defrise Carter et al
Representación artística de un cuásar con un agujero negro supermasivo durante el Universo temprano. / Zhaoyu Li (Observatorio Astronómico de Shanghai)
La luz intermitente que emiten los púlsares, los relojes más precisos del universo, sirve a los científicos para verificar la teoría de la relatividad de Einstein, sobre todo cuando estos objetos se emparejan con otra estrella de neutrones o una enana blanca e interfiere su gravedad. Pero esta teoría se podría analizar mucho mejor si se encontrara un púlsar con un agujero negro, salvo en dos casos puntuales, según informan investigadores de España y la India.
Descubrir un pulsar orbitando un agujero negro podría ser el ‘santo grial’ para testear la gravedad. / SKA Organisation/Swinburne Astronomy Productions
Ilustración del agujero negro supermasivo dentro de la galaxia M60-UCD1. NASA/ESA
Un equipo internacional de investigadores, con algunos españoles, ha detectado por primera vez la huella del nacimiento de un agujero negro en una explosión estelar, la de rayos gamma GRB121024A. Aunque se conocía que estos fenómenos eran precursores del nacimiento de los agujeros negros, hasta ahora no se había observado polarización circular en su luz, la firma inequívoca de su formación.
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), el CSIC y otros centros españoles han descubierto una singular pareja cósmica: un agujero negro y una estrella tipo Be, caracterizada por su elevada fuerza de gravedad. El trabajo se publica esta semana en la revista Nature.
Investigadores de la Universidad de Barcelona, el Observatorio Europeo Austral (ESO) y la Universidad de Curtin (Australia) han determinado la existencia de partículas subatómicas llamadas bariones en un jet o chorro de materia. En concreto, en el que sale del agujero negro presente en el sistema binario 4U 1630-47, un dato que ayuda a aclarar algunas dudas astrofísicas.
Un equipo internacional liderado por el Instituto de Ciencias del Espacio (CSIC-IEEC) ha descubierto el púlsar más cercano a un agujero negro supermasivo conocido hasta el momento. Se trata del SGR J1745-2900, detectado por una potente emisión de rayos X desde la dirección de Sagittarius A* (Sgr A*), el agujero negro supermasivo que reside en el centro de la Vía Láctea, a unos 26.000 años luz del Sistema Solar.
La astrofísica norirlandesa Dame Jocelyn Bell (Belfast, 1943) fue la primera persona que descubrió las señales de un púlsar, pero a diferencia de su tutor de tesis, ella no recibió el Nobel. Bell ha sido la gran sorpresa de Passion for Knowledge, el festival de la ciencia de San Sebastián, donde ha cautivado al público con sus explicaciones sobre agujeros negros y otros extraños objetos del universo.