La primera imagen directa del agujero negro en el centro de nuestra galaxia muestra un ‘monstruo’ que devora materia a ritmo lento, está girando, y su eje de giro apunta a solo 30 grados de nosotros. El resultado prueba que el tamaño del agujero negro es proporcional a la masa que contiene, confirmando la teoría de la relatividad general. Xavier Barcons, director general de ESO, valora el nuevo hallazgo.
Combinando observaciones desde tierra y el espacio, el Instituto de Astrofísica de Andalucía ha obtenido la mejor imagen de las regiones centrales de la galaxia OJ 287. Los datos podrían confirmar la existencia de dos agujeros negros supermasivos, con el secundario orbitando al primario y perforando periódicamente su disco de acreción.
Investigadores del Instituto de Ciencias del Cosmos de la Universidad de Barcelona han comprobado que las características distintivas de Palomar 5, uno de los cúmulos de estrellas más ‘esponjosos’ del halo de la Vía Láctea, probablemente son resultado de los más de cien agujeros negros localizados en su centro.
Las galaxias satélites forman más o menos estrellas dependiendo de su orientación con respecto a la galaxia que está en el centro, que a su vez, se ve afectada por el gas y la energía que expulsa su agujero negro central. Este inesperado efecto ha sido observado y analizado por investigadores del Instituto de Astrofísica de Canarias y otros centros internacionales.
Las predicciones matemáticas de fenómenos y objetos totalmente desconocidos a veces se hacen realidad y se observan por primera vez en el universo: nuevos planetas, agujeros negros, antimateria, neutrinos, ondas gravitacionales... El escritor y divulgador británico Marcus Chown relata en su última obra esos momentos ‘mágicos’ que cambiaron la historia de la ciencia y cómo los vivieron sus protagonistas.
Investigadores españoles y portugueses plantean que la colisión de agujeros negros más masiva jamás observada, que produjo la onda gravitacional GW190521 registrada por los detectores LIGO y Virgo el año pasado, podría ser algo todavía más misterioso: la fusión de dos estrellas de bosones. De confirmarse, sería la primera prueba de la existencia de estos objetos hipotéticos que constituyen uno de los principales candidatos para formar la materia oscura.
Esta investigadora de la UIB, jefa del Grupo de Física Gravitacional, ha participado en la detección del agujero negro más masivo jamás observado hasta ahora, un hallazgo que obligará a revisar la teoría de cómo evolucionan y mueren las estrellas.
Las colaboraciones científicas Virgo y LIGO han detectado el agujero negro más masivo jamás observado a través de ondas gravitacionales, formado a partir de la colisión de otros dos. Su origen es inexplicable.
Un equipo de la Universidad de Valencia ha observado el agujero negro de la galaxia activa PKS1830-211 justo durante el suceso energético de rayos gamma más violento registrado en esa fuente. Los resultados de la investigación confirman las predicciones de los principales modelos.
Siempre le han apasionado los mapas. De pequeña aprendió a cartografiar las estrellas del cielo de Nueva Delhi con el Commodore 64 que le regaló su padre cuando nadie tenía ordenador. Ahora mapea lo invisible del universo, la materia oscura. Es profesora de astronomía en la Universidad de Yale, donde también investiga sobre agujeros negros.