Investigadores del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA, centro del CSIC) y la Universidad de Salamanca han estudiado las bacterias que en simbiosis con la alfalfa aumentan la producción de este importante cultivo forrajero. Según el estudio, al seleccionar las cepas adecuadas de microorganismos se compensan las pérdidas que provoca la acidez del suelo sin necesidad de agregar fitoquímicos.
Investigadores de la Universidad de León han liderado un estudio que demuestra que la bacteria Janibacter terrae no solo está presente en el medio ambiente, ya que hasta ahora había sido exclusivamente aislada del suelo. El trabajo detalla por primera vez cuatro casos de presencia de estas bacterias en la sangre.
El mal uso de los antibióticos y la aparición de bacterias resistentes preocupan cada vez más a las autoridades sanitarias. Un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud alerta de que las consecuencias ya se empiezan a notar, y pueden ser muy graves. Dos premios millonarios recompensarán a los investigadores que consigan aportar soluciones.
Un investigador de la Universidad de Sevilla ha patentado un procedimiento de cultivo de microorganismos bioluminiscentes para su uso en dispositivos de iluminación ambiental y señalización. Estos microorganismos no tienen la potencia que puede tener una farola, pero con un cultivo adecuado podrían servir como iluminación de emergencia o en espacios naturales, al no tener que incluir elementos artificiales para su funcionamiento, según el experto.
Desde el nacimiento, millones de bacterias empiezan a colonizar nuestro intestino. Desempeñan un papel fundamental para mantener la salud física pero, además, podrían tener mucho que decir en la personalidad. Modifican el estado emocional, influyen sobre la memoria, el estado de ansiedad e incluso serían clave a la hora de elegir compañía sexual, como apuntan estudios con animales. Sin ellas no seríamos quien somos.
La firma asturiana GEA Asesoría Geológica ha desarrollado el primer sistema para eliminar en profundidad las sales responsables del deterioro de edificios históricos y esculturas. Basado en la inoculación de bacterias en el interior de los materiales constructivos, el método permite reducir en un 60% su contenido en sales solubles.
Una de las cepas de bacterias seleccionadas, antes de ser aplicadas a la piedra / GEA
Investigadores de la Universidad de Jaén han comprobado que un conservante alimentario, ensayado en bacterias aisladas de alimentos fermentados tradicionales, disminuye la resistencia que ciertos microorganismos muestran ante algunos medicamentos. El aditivo actúa como inhibidor por lo que refuerza la acción de las sustancias que destruyen los patógenos, según el estudio publicado en Food Microbiology.
Las enfermedades transmitidas por los alimentos, como la salmonella o la listeria, son una amenaza para la salud pública en el mundo debido a su alta prevalencia y a los costes asociados a su tratamiento. Se estima que hasta un 30% de la población que vive en los países industrializados sufre alguna enfermedad transmitida por los alimentos cada año y que el coste sanitario asociado, en el caso de EE UU, se acerca a los 77.700 millones de dólares anuales.