Para los agricultores uno de los aspectos fundamentales para mejorar el rendimiento de sus cultivos es el patrón de ramificación de las plantas. Un estudio español ha permitido identificar varios genes que regulan la formación de nuevas ramas en función de la luz ambiental. Según los científicos, conocer estos procesos moleculares en detalle es importante para desarrollar métodos de control del crecimiento de las plantas y optimizar la producción agrícola.
Salir del huevo en un nido situado cerca de un merendero coincidiendo con un día festivo –con afluencia masiva de visitantes– perjudica al desarrollo de los polluelos. Es la principal conclusión de un estudio de la Universidad Complutense de Madrid en el que han analizado la salud de las crías de herrerillo común nacidas en 138 cajas nido colocadas cerca de merenderos o en zonas tranquilas de un bosque de la Sierra de Guadarrama (Madrid).
Una amplia gama de microorganismos, incluyendo hongos y bacterias fitopatógenos, son capaces de emitir compuestos volátiles que fomentan el crecimiento de las plantas, la floración y la acumulación de sustancias de reserva, según ha demostrado un estudio dirigido por el grupo de investigación de Metabolismo de Carbohidratos del Instituto de Agrobiotecnología.
Un sofisticado dispositivo permite que las células tumorales crezcan en un entorno 3D dónde los nutrientes y el oxígeno son suministrados de forma controlada a través de unos pequeños capilares, imitando así a los propios vasos sanguíneos del organismo. El hallazgo podría ayudar al desarrollo de nuevos tratamientos más efectivos.
Un 37% de los españoles preferiría ignorar o detener el crecimiento económico para lograr la sostenibilidad ambiental. Ésta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona mediante una encuesta a un millar de personas. El trabajo ha sido publicado en la revista Global Environmental Change.
Un estudio de la Universidad Autónoma de Madrid y el Centro de Biología Molecular “Severo Ochoa” revela que tanto artrópodos como vertebrados usan modificaciones de un mismo programa genético para elaborar los distintos tipos de extremidades que se encuentran en el reino animal.
Las guerras, la falta de recursos, la introducción de nuevas herramientas o las enfermedades son algunos de los factores que pueden provocar el declive de una población. Mediante una serie de indicadores un equipo de antropólogos ha concluido que hace 9.000 años las sociedades neolíticas mostraron señales de alerta antes de su colapso. El estudio de estos indicios podría predecir futuras alteraciones del ecosistema producidos por el cambio climático.
Una nueva hipótesis, planteada por un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona y la Universidad de Virginia (EE UU) indica que crecer y morir en ciclos constantes y repetidos es una estrategia clave para el éxito de la planta Carpobrotus edulis, una especie exótica e invasiva en muchos países de todo el mundo cuya táctica le permite invadir espacios nuevos sin dejar ni rastro de otras especies vegetales.
Un estudio científico describe por primera vez la función de una vía de señalización –en concreto, la vía de los receptores de factores de crecimiento epidérmicos (EGFR)– en la diferenciación del linaje digestivo de las planarias. La vía EGFR, muy conservada evolutivamente, desempeña un papel fundamental a la hora de regular la proliferación y diferenciación celular en muchos organismos (por ejemplo, las células madre neurales de los mamíferos), y está sobreactivada en la mayoría de cánceres humanos.
Sudamérica fue el último continente en ser colonizado por los humanos, y también donde se produjo la mayor extinción de megafauna del Pleistoceno. A pesar de ser crucial en la prehistoria, poco se sabía sobre la expansión humana. Un nuevo estudio confirma que el crecimiento de la población del continente sucedió en dos fases. La más reciente –hace más de 5.000 años– muestra un patrón similar al desarrollo ilimitado de las poblaciones actuales.