En 2012, después de realizar una voladura en una cantera de Arrasate en Guipúzcoa, los operarios se percataron de la presencia de abundantes restos óseos y decidieron paralizar la explotación. Al año siguiente, junto con investigadores de la Universidad del País Vasco, se recuperaron en el nuevo yacimiento, bautizado como Artazu VII, fósiles de al menos 40 especies, como el león de las cavernas o el bisonte estepario, del Pleistoceno Superior, un momento crítico en la historia humana.
La fractura diagonal en el isquión de un Venenosaurus sugiere que la ruptura ocurrió cuando el hueso todavía estaba reciente.