Imágenes de las metástasis en el cerebro obtenidas por microscopía multifotónica de escaneado por láser.
Francisco Mora es doctor en Medicina por la Universidad de Granada y en Neurociencias por Universidad de Oxford, catedrático de Fisiología Humana de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, y de Fisiología Molecular y Biofísica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Iowa, en Estados Unidos. Ha escrito más de cuatrocientos trabajos y comunicaciones científicas en el campo de la neurobiología y cincuenta libros, entre ellos, el Diccionario de neurociencia y Neurocultura
El Centro de Investigaciones Médico-Sanitarias (CIMES), a través de su equipo de resonancia magnética, colabora desde 2008 con la empresa El Jardín de Junio en el registro de datos neuronales por medio de unas gafas que proyectan imágenes cerebrales.
Gafas utilizada para realizar la resonancia magnética cerebral.
La parte de nuestro cerebro que se encarga de registrar el miedo y el pánico posee un sensor químico integrado que se dispara por un terror primario: el ahogamiento. Un informe publicado hoy en la revista Cell muestra que el aumento de los niveles de ácido que sufre el cerebro de ratones al respirar dióxido de carbono activa los canales detectores de ácido que estimulan el comportamiento propio del miedo. Los sensores químicos de la amígdala participarían, por tanto, en las respuestas al miedo ante estímulos de aversión.
El circuito cerebral del miedo se encuentra situado en la amígdala.
Las personas podrían procesar mientras duermen cualquier cosa que haya sucedido durante el día.
Estos escaneos cerebrales de MRI, tomados con seis meses de diferencia, muestran la progresión de un deterioro cognitivo leve a la enfermedad de Alzheimer.
La voz del profesor se puede perder entre el ruido de fondo y no llegar a los alumnos con este tipo de dislexia.