Investigadores de la Universidad de Jaén han desarrollado un material con arcillas y residuos procedentes de la fabricación de cerveza. Está destinado a la elaboración, de forma económica y sostenible, de productos que dan soporte a zonas ajardinadas en los tejados. Además de tener propiedades aislantes, es más ligero, por lo que no sobrecargan los techos en edificaciones.
Científicos de la Universidad de Granada han desarrollado un sensor óptico, más barato y fácil de usar que otros del mercado, que aumenta la calidad del proceso de fabricación de la cerveza. El dispositivo está basado en nanotecnología y determina la presencia de la amina biógena triptamina, un compuesto que garantiza la calidad de esta bebida.
Con los datos de organismos internacionales y nacionales, un consorcio de investigadores españoles entre los que se encuentra la Universidad Complutense de Madrid ha estimado que, de media, entre 2001 y 2011 los españoles bebieron 9,5 litros de alcohol al año. El estudio, que ha tenido en cuenta tanto registros de ventas de alcohol como encuestas de compras y consumo, revela que los datos de unas y otras fuentes no coinciden, entre otras razones, porque los españoles reconocen menos de la tercera parte de lo que beben.
La cerveza Lager tiene un sabor acentuado y se sirve fría, pero el secreto de su éxito reside en las levaduras híbridas capaces de fermentar a bajas temperaturas, y cuyo origen genético es aún desconocido. Un equipo de científicos ha reconstruido a través del análisis de su genoma parte de la historia de hibridación de estos valiosos microorganismos, que también permiten la fabricación de fármacos humanos y nuevos biocombustibles.
Químicos de la Universidad Complutense de Madrid han desarrollado un método para que los productores puedan medir la frescura de la cerveza. Para ello, utilizan un sensor de polímero que cambia de color cuando detecta furfural, un compuesto que aparece cuando esta bebida envejece y le da un sabor rancio. Además, el sensor puede ser controlado desde una app de smartphone creada también por el equipo.
Un nuevo estudio analiza cómo influye el consumo moderado de alcohol en los patrones dietéticos de los jóvenes. La investigación identifica que los consumidores de vino o cerveza tenían un punto más en el indicador de adherencia a la dieta mediterránea que los no consumidores o aquellos que tomaban todo tipo de bebida alcohólica.
Avispón (Vespa crabro) que podría transportar diferentes tipos de levadura en sus intestinos / Carlotta De Filippo
El impacto del envase sobre las emociones del consumidor de cerveza es mayor que el que ejercen las propiedades sensoriales del propio producto. Además, las botellas con más alcohol evocan emociones como agresividad y aventura, frente a la tranquilidad que transmiten las que tienen menos. Así lo refleja un estudio europeo en el que ha participado la Universidad Politécnica de Madrid.
Científicos de la Universidad de Extremadura han diseñado una cerveza biofortificada que permite conservar un 10% más de selenio, un micronutriente antioxidante y antiinflamatorio que se encuentra en diversos alimentos, en el producto final que llega al consumidor. Según el estudio, tomar el selenio a través de la cerveza, de forma orgánica, permite que el organismo asimile mucho mejor este mineral.
Los científicos han analizado las micotoxinas del género Fusarium en 154 marcas de cervezas, confirmando que no hay riesgo toxicológico para el consumidor medio. / SINC.