Hace seis años el módulo Philae de la sonda Rosetta tuvo un accidentado aterrizaje en el cometa 67P. No logró anclarse bien en el lugar programado y tras un sobrevuelo acabó en el fondo de un barranco. Pero poco antes, tuvo un breve segundo aterrizaje en una zona que recuerda a un cráneo humano con sombrero, donde dejó su huella en un hielo con miles de millones años. Lo cuenta ahora la Agencia Espacial Europea.
Un equipo de astrónomos ha seguido el viaje del fósforo, un elemento esencial en el ADN, desde regiones de formación de estrellas hasta los cometas. Las observaciones se han realizado con el telescopio ALMA, en Chile, y la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Cuando el sol incide sobre el irregular y bilobulado cometa 67P surgen brillantes chorros de gas y polvo en su tenue atmósfera exterior. Un equipo internacional de investigadores, con participación del Centro de Astrobiología, ha analizado este proceso con el instrumento OSIRIS de la sonda europea Rosetta.
El cometa 67P retratado en 210 imágenes por Rosetta
La sonda Rosetta, que ha acompañado al cometa 67P a lo largo de su trayectoria en torno al Sol y ha completado todos sus objetivos científicos, es ya uno de los hitos destacados de la historia de la exploración espacial. La nave realizará a partir de esta noche un descenso controlado sobre el cometa, un acontecimiento que retransmitirá la Agencia Espacial Europea.
La coma o nube gaseosa que rodea el núcleo de las cometas está compuesta por agua, monóxido y dióxido de carbono, pero se acaba de descubrir que contiene otra molécula más: el oxígeno. El hallazgo lo ha hecho la nave Rosetta en el cometa 67P y plantea interrogantes sobre los modelos de la formación del sistema solar.
Módulo de aterrizaje Philae de la misión Rosetta. / ESA
La cámara OSIRIS de la sonda Rosetta ha detectado varios 'pozos' en el cometa 67P. Las observaciones han permitido determinar cuál es el origen de estas depresiones circulares halladas también en otros cometas. Al parecer se forman cuando se derrumba el techo de cavidades subterraneas, se sublima el material helado que queda expuesto y surgen chorros de polvo y gas.
Rosetta y Philae detectan que el cometa 67P no tiene campo magnético. / ESA