Una nueva metodología desarrollada por el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua del CSIC y la Universitat Rovira i Virgili analiza más de 2.000 compuestos químicos potencialmente nocivos para la fertilidad masculina. Se han detectado 21 sustancias como aditivos plásticos, de neumáticos y compuestos perfluorados.
Investigadores alemanes han reconstruido productos naturales microbianos de hasta 100.000 años de antigüedad a partir del sarro dental de humanos primitivos y neandertales. Los restos de la llamada ‘Dama Roja’, encontrados en un yacimiento cántabro con un microbioma oral muy bien conservado, han tenido un papel clave en la investigación.
Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas ha desarrollado una herramienta on line que busca en la literatura científica reacciones adversas y toxicidad de compuestos químicos, con especial énfasis en el daño hepático. También permite el acceso a información sobre otros efectos secundarios como nefrotoxicidad y cardiotoxicidad.
Los peces capturados junto a las depuradoras de agua presentan concentraciones más altas de interruptores hormonales o endocrinos que los que viven más alejados de estas instalaciones. Así lo revelan los análisis efectuados por investigadores de la Universidad del País Vasco en la bilis del corcón, una especie que puede tener características de los dos sexos a la vez por la presencia de estas sustancias.
Los compuestos químicos que contaminan el agua pueden alterar el desarrollo sexual de los organismos acuáticos, dando lugar a seres hermafroditas con gametos masculinos y femeninos. A esta conclusión ha llegado un grupo investigador de la UPV/EHU tras analizar mejillones y corcones en Urdaibai.
Según una investigación presentada en el Congreso Europeo sobre Obesidad, la exposición en el útero o durante la infancia a las sustancias químicas conocidas como disruptores endocrinos, utilizadas para fabricar productos como biberones, revestimientos de las latas de alimentos y algunos envoltorios y envases de plástico para alimentos, podría contribuir al desarrollo de obesidad. Estos disruptores mimetizan o alteran los efectos de las hormonas en el organismo.