De un día para otro hemos dejado de usar el coche, viajar, hacer turismo y consumir de forma masiva para luchar contra la propagación del SARS-CoV-2. Según los expertos, las acciones para frenar la emergencia climática supondrían sacrificios menos drásticos si se actúa ahora.
Los ecosistemas de arena ocupan más de un tercio de todas las costas y su valor no es solo turístico, también ambiental. Con las tendencias climáticas actuales lo más probable es que el 50 % de las playas de todo el mundo desaparezca bajo el agua antes de que finalice el siglo.
Los ambientes extremos de los ecosistemas terrestres limitan la supervivencia, crecimiento y reproducción de las plantas. Un equipo de científicos españoles desvela ahora nuevas funciones de los factores reguladores tanto en el tiempo de floración como en la tolerancia de distintos tipos de estrés.
Un nuevo modelo ha logrado predecir el riesgo de extinción de estos insectos por el cambio climático y revela que en muchas zonas, como la península ibérica, ya han sobrepasado el umbral de tolerancia al aumento de temperaturas.
La crisis climática afectará en más del 50 % a los cultivos vinícolas incluso si se consigue limitar el aumento de temperaturas a 2 ºC. Sus efectos serán peores con escenarios más cálidos. Pero las consecuencias pueden ser parcialmente reversibles y las pérdidas agrícolas reducirse si se apuesta por la sustitución de variedades de uvas en los cultivos.
El Gobierno ha declarado hoy la emergencia climática y ambiental en respuesta al consenso generalizado de la comunidad científica, que ante el cambio climático reclama una acción urgente para proteger el medio ambiente, la salud y la seguridad de las personas. Treinta líneas de acción serán desarrolladas para hacer frente a la crisis climática.
Para limitar el aumento de la temperatura a menos de 2 ºC, el mundo debe estar descarbonizado para el año 2050, lo que supondrá no solo una transformación política y energética, sino también social. Un equipo de científicos ha analizado los mecanismos socioeconómicos que permitirán este cambio.
Durante años se pensó que la acidificación de mares y océanos, producto de los altos niveles de dióxido de carbono en el agua, modificaba el comportamiento de los peces de los arrecifes de coral. Ahora, un estudio lo desmiente, pero advierte que su hábitat sigue dañándose, lo que les afecta directamente.
El meteorólogo estadounidense Kerry Emanuel ha sido galardonado con el Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en la categoría de Cambio Climático, por sus pronósticos en los años 80 sobre el aumento de la intensidad de los huracanes debido a la crisis climática, que ya han sido confirmados.
Un equipo con participación del CSIC ha calculado que los organismos marinos deberían migrar hasta 18,7 metros hacia el fondo en un escenario de emisiones moderadas y 32,3 en uno de altas para mantener la temperatura actual.