El acebo (Ilex aquifolium) es un árbol abundante en los bosques secundarios cantábricos. Además de producir muchos frutos, su dosel perenne sirve de protección a los zorzales en invierno. Foto: Daniel Martínez.
El mirlo (Turdus merula) es una de las seis especies de zorzales dispersoras de semillas en los bosques cantábricos. Foto: Mario Suárez.
En 2008 un violento temporal afectó a buena parte de las costas del norte de Cataluña, provocando grandes daños económicos y humanos. Un artículo de la Universidad de Barcelona afirma que el fenómeno tuvo al mismo tiempo un efecto beneficioso a grandes profundidades, ya que provocó una inyección masiva de carbono orgánico de origen marino a través de los cañones submarinos.
Estudiar el papel de los productos de origen marino en los ecosistemas de la Antártida y valorar cuál es su potencial farmacológico son los objetivos principales de la nueva campaña científica Actiquim-II, que dará comienzo en diciembre.
El proyecto Evaluación de los Ecosistemas del Milenio de España reúne el trabajo de más de 60 científicos de distintos campos de las ciencias ecológicas y sociales, que han analizado el estado y la evolución de los ecosistemas terrestres y acuáticos en España, así como su capacidad para seguir prestando servicios básicos para el bienestar de la sociedad española.
Los expertos estudian los numerosos vínculos entre el bienestar social y la preservación de los ecosistemas. En la foto, la mosca de las flores (Syrphidae). Imagen: J.L. Cernadas.
El informe Ecosistemas y Biodiversidad de España para el Bienestar Humano alerta de que el uso insostenible de los ecosistemas limitará su capacidad de proporcionar servicios básicos a la población. El documento, presentado hoy en Madrid por Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Climático, señala la dependencia del bienestar humano en la preservación de los ecosistemas.
La pesca de sardinas perjudica a los ecosistemas marinos.
Un equipo internacional de científicos demuestra, en el último número de la revista Science, que la pesca de especies que se encuentran a final de la cadena alimentaria perjudica en varios aspectos a los ecosistemas marinos. La desaparición parcial de sardinas, arenques y macarelas afecta directamente a mamíferos y aves marinas, y a peces más grandes.
Investigadores de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC) se cuestionan en un estudio publicado en Biological Conservation si las arañas son más tolerantes a los impactos del ser humano. La respuesta es que no: estos arácnidos sufren las consecuencias de la transformación del paisaje como cualquier otro animal.