Un estudio de genómica comparada, el más grande realizado hasta la fecha, ha permitido identificar más de 2.000 genes vinculados a la longevidad humana gracias a la información genética y fenotípica de 57 especies de mamíferos. El trabajo abre la puerta al desarrollo de nuevas dianas terapéuticas para tratar enfermedades relacionadas con el envejecimiento humano.
Investigadores de la Universidad de Oxford han descubierto que, a pesar de que la edad aumenta el riesgo de enfermar, las probabilidades de padecer alteraciones genéticas se reduce a medida que envejecemos. Estos hallazgos podrían mejorar la capacidad de predecir quién desarrollará una dolencia en función de su genoma.
Un nuevo estudio analiza la asociación entre más de 100 factores ambientales y el reloj epigenético de más de 1.000 niños y niñas en seis países europeos, entre ellos España. Sus conclusiones muestran que estar expuesto al humo en etapas tempranas se relaciona con una aceleración del envejecimiento biológico.
Un nuevo estudio analiza cómo el envejecimiento afecta a la segregación cromosómica, el procesamiento del ARN y el metabolismo mitocondrial. Los resultados muestran que la edad puede influir en la capacidad de un ovocito para procesar productos genéticos críticos para los últimos pasos de su desarrollo.
Menos amistades, pero más significativas y positivas. Al envejecer las personas tienden a dar prioridad a viejos amigos, más cercanos e importantes antes que conocer a nuevos, debido a la sensación de que su futuro es limitado. Este mismo comportamiento se ha observado por primera vez en chimpancés salvajes macho, sin que estos tengan la perspectiva de tiempo y de muerte inminente.
Un trabajo, realizado en un modelo de ratón, describe una posible terapia a partir de suplementos de magnesio contra la progeria, una enfermedad rara caracterizada por un envejecimiento acelerado en los niños que la padecen.
Las condiciones climáticas están cambiando a un ritmo sin precedentes, lo que afecta sobre todo a peces, anfibios y reptiles, animales ectotermos que no son capaces de generar su propio calor interno. Con las olas de calor y el incremento de temperaturas, estos organismos experimentan no solo un aumento de la velocidad de crecimiento y estrés térmico, sino también un mayor envejecimiento.
Las personas que siguen una alimentación mediterránea tienen un acortamiento más lento de los telómeros, unas secuencias de ADN relacionadas con la esperanza de vida. Este trabajo supone el análisis más amplio realizado hasta ahora que muestra una asociación beneficiosa entre ambos parámetros.
El estudio de los extremos de los cromosomas (telómeros) y la enzima capaz de regenerarlos (telomerasa) es una línea de investigación puntera para saber más sobre el envejecimiento humano. Un equipo de científicos ha documentado el acortamiento de los telómeros con la edad en otro grupo de vertebrados: los anfibios.
El biólogo vegetal Sergi Munné-Bosch, de la Universidad de Barcelona, señala en un artículo que aunque los signos de senescencia en los árboles longevos pueden ser casi imperceptibles, esto no significa que sean inmortales.