Un año después del dramático episodio de eutrofización que tiñó las aguas del Mar Menor de un verde intenso e hizo evidente el deterioro de la laguna salada, multitud de científicos de diversos campos trabajan para hallar las soluciones para su recuperación. El frágil ecosistema lagunar se sostiene sobre la cuerda floja y, aunque sus aguas lucen menos turbias que el verano pasado, los expertos no descartan un nuevo proceso de proliferación de fitoplancton.
Los ecosistemas acuáticos cercanos a zonas densamente pobladas de todo el mundo presentan valores muy altos de fósforo y descompensados entre nitrógeno y fósforo. Esto altera el funcionamiento de los ecosistemas, dificulta la conservación y reduce la calidad del agua, según un estudio en el que ha colaborado el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.