Un estudio, que ha analizado la representación femenina en un congreso de ecología, demuestra que todavía existen desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito científico. Los resultados revelan la importancia de tener mujeres en posiciones visibles o de prestigio para aumentar el sentimiento de pertenencia en ciencia.
El estudio de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología ofrece, por primera vez, datos que identifican la presencia de investigadoras en la producción científica española publicada en revistas internacionales de referencia.
La campaña, impulsada por el CREAF, presenta una colección de viñetas satíricas ilustradas por Javier Royo que representan historias reales y propias compartidas de manera anónima por las investigadoras del centro. En ellas, se hace referencia a problemas de género como el síndrome del impostor, los prejuicios externos y el mansplaining.
Justo después de la última Edad de Hielo, durante el Mesolítico, un grupo de cazadores-recolectores enterró a una bebé en una cueva italiana, con abalorios y colgantes, así como una garra de búho. Este hecho demuestra que hasta las recién nacidas eran reconocidas como personas de pleno derecho en estas sociedades.
La periodista de ciencia muestra en su libro cómo el sector académico, con estructuras muy jerarquizadas, no es ajeno a los problemas de acoso que afectan a otros entornos laborales. Las víctimas suelen ser mujeres en situaciones de precariedad laboral, en la que su continuidad depende de su jefe.
Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en mujeres en Europa debido, entre otras cosas, a la falta de concienciación y a la escasa representación femenina en los ensayos clínicos. Esta investigadora se ha puesto al frente de un estudio en el que van a participar 240 voluntarias españolas para promover hábitos saludables y fomentar el uso de las técnicas de imagen en su prevención.
Una encuesta internacional en la comunidad investigadora ha detectado diferencias de género a la hora de reconocer la lista de autores de los artículos y su orden. La titularidad de estas publicaciones es esencial para la carrera.
Las mujeres y los científicos noveles pueden sentir con más frecuencia el ‘síndrome del impostor’ cuanto más perciben que una disciplina académica requiere talento o ser brillante para tener éxito. Así lo revela un nuevo estudio realizado en EE UU que sugiere que estos sentimientos podrían obstaculizar la carrera de los investigadores a largo plazo.
Solo el 4 % de los trabajos que investigan enfoques terapéuticos para el tratamiento del coronavirus añaden explícitamente el sexo o el género como variable analítica, según un artículo publicado en Nature Communications. Su inclusión podría contribuir a la identificación de intervenciones eficaces, aportar más datos sobre la enfermedad e influir en el comportamiento preventivo y de riesgo.
Abusos, comportamientos sexistas, discriminación o comentarios de menosprecio perjudican la carrera de las investigadoras y hacen que muchas abandonen. El problema no es nuevo. Sin embargo, en los últimos años, las denuncias de acoso sexual de científicas y académicas se están tomando en serio.