Los genes de uno de los animales más sorprendentes de la tierra, el ornitorrinco, ya no son un secreto. Y todo porque Glennie, una hembra de ornitorrinco, ha cedido a la ciencia su ADN. Eso ha permitido determinar la secuencia de los dos mil millones de bases que componen su genoma, que codifica más de 18.500 genes, un número similar al de humanos. Para hacer este trabajo, han colaborado treinta laboratorios de ocho países, que con su investigación han saltado a la portada más reciente de la prestigiosa revista Nature. Entre ellos, el grupo de científicos que dirige el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín. Y aunque 166 millones de años de evolución separan al lector de Glennie, el estudio supone un considerable avance para definir qué le hace humano. Pero ¿cómo ha sido el trabajo en el laboratorio para llegar hasta aquí?
Investigadores del departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y del Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias (IUOPA) han contribuido a descifrar el genoma del ornitorrinco, un animal que se separó hace 166 millones de años del tronco evolutivo que daría lugar al ser humano. Carlos López-Otín, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo y miembro de la Real Academia de Ciencias, ha coordinado la contribución española a esta investigación, que hoy es portada de la revista Nature. El estudio aporta nuevas claves sobre la evolución de los mamíferos
Dos nuevos estudios demuestran que las diferencias entre los niveles sanguíneos de proteína C reactiva (PCR) de los humanos tienen su raíz en la alteración natural de genes metabólicos conocidos. La investigación ha aparecido en la May American Journal of Human Genetics, una publicación de Cell Press.
El Banco Nacional de ADN, con sede en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, se ha convertido en sus cuatro años de existencia en una plataforma tecnológica de referencia en España con el objetivo de facilitar la investigación cooperativa. Las miles de muestras que almacena, tanto de ADN representativo de la población española como de enfermos de diversas patologías, convierten este proyecto en una herramienta clave para la investigación biomédica.