La administración oral diaria de un nuevo inhibidor de las calpaínas reduce el remodelado ventricular y mejora la función contráctil a los 21 días del infarto. Así concluye un estudio en ratas, publicado en Cardiovascular Research, que muestra la efectividad del tratamiento incluso si se administra un día después de sufrir el daño cardíaco.
Investigadores españoles han descrito un nuevo mecanismo de acción del metoprolol, un fármaco que ha demostrado limitar el daño cardíaco de pacientes que están sufriendo un infarto. El hallazgo, publicado en Nature Communications, abre un escenario de nuevas aplicaciones para una estrategia farmacológica sencilla, segura y de bajo coste.
Evitar infartos tanto en personas sanas como en pacientes con patologías cardiovasculares. Ese es el objetivo de un grupo de investigadores españoles e italianos, encargados de demostrar cómo el complejo multiproteico conocido como inflamasoma podría ser una diana farmacológica para evitar el riesgo.
La revista The Lancet ha publicado esta semana un estudio que compara la eficacia de dos tipos de stents en pacientes con infarto agudo de miocardio. En el trabajo, en el que han participado 1.500 pacientes, se ha demostrado que los stents de segunda generación, es decir los que están recubiertos con un fármaco, aumentan la supervivencia.
Los stents de segunda generación, recubiertos con fármacos que impiden que se vuelva a formar tejido en el interior de la arteria, y los de tercera generación, o biodegradables, poseen una eficacia similar. Así concluyen los resultados de un trabajo presentado en el Congreso Europeo de Cardiología de Londres y publicado en el European Heart Journal. Eso sí, la ventaja de los biodegradables es que permiten que se recupere la función del vaso sanguíneo.
Durante las últimas décadas las mejoras en el tratamiento del cáncer han tenido como contrapartida un aumento de los fallecimientos por problemas cardiovasculares debido a los efectos negativos de la quimioterapia y la radioterapia. Para combatir este problema ha surgido la cardiooncología, una nueva especialidad médica enfocada a identificar a los pacientes más vulnerables, detectar de forma temprana los riesgos que surjan y favorecer los hábitos de vida saludables entre los enfermos.
Investigadores del CNIC han desarrollado un sistema, denominado Fast T2-GRASE, que mejora la detección del daño producido en un infarto y consiste en cambiar el código de programación de la resonancia. El trabajo se ha presentado hoy en el Congreso Anual del Colegio Americano de Cardiología, que se celebra en San Diego.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares han desarrollado, en colaboración con la empresa farmacéutica Ferrer, una polipíldora que previene el riesgo de segundo accidente cardiovascular. El fármaco, aprobado por la UE, ha sido propuesto para formar parte de la lista de medicamentos esenciales de la Organización Mundial de la Salud.
Un nuevo estudio revela que la supervivencia tras un infarto de los ratones tratados con telomerasa mejora un 17% respecto a los controles. Es una estrategia nunca antes empleada para tratar enfermedades cardiovasculares, en especial para prevenir el fallo cardiaco tras el infarto de miocardio. El trabajo se publica en Nature Communications.
Un nuevo estudio liderado por investigadores del CNIC derrumba un dogma clásico según el cual tras un infarto existía una reparación progresiva del miocardio. Los resultados se publican hoy en el Journal of American College of Cardiology y se presentan de forma simultánea en el congreso de la Asociación Americana del Corazón en Chicago.