El cadáver de este pastor neolítico permaneció oculto bajo el hielo más de cinco mil años hasta que una pareja de montañistas lo hallaron en los Alpes en 1991. Un nuevo análisis de su genoma ha sacado a la luz algunos de sus rasgos, que proporcionan una información contraria a las de las reconstrucciones que se habían hecho de él, ya que en realidad tenía una elevada pigmentación y sus ojos eran oscuros.
Hace más de un siglo se encontró una momia egipcia de un adolescente, con una antigüedad de unos 2.300 años, y quedó olvidada en el Museo Egipcio de El Cairo. Tras escanear ahora su cuerpo, se ha comprobado que tiene 49 amuletos, incluyendo una fina lengua de oro para hablar en la otra vida, un escarabajo dorado para silenciar al corazón durante el Día del Juicio y la figura de dos dedos unidos junto al pene para proteger la incisión del embalsamamiento.
Zhùr, como se ha denominado al cachorro de lobo hembra hallado en el permafrost de Yukón, en Canadá, llevaba 57.000 años encerrada entre el hielo cuando un minero en busca de oro la destapó. Su excepcional conservación permite ahora arrojar luz sobre el estilo de vida de los lobos de la Edad de Hielo, que sorprendentemente comían peces como el salmón.
Una campaña del proyecto Djehuty, liderado por el CSIC, ha descubierto una momia en la antigua ciudad egipcia de Tebas. Pertenece a una mujer de unos 15 o 16 años que lleva dos pendientes, dos anillos y cuatro collares, uno de ellos de gran valor. Los arqueólogos también han desenterrado otro pequeño ataúd con una figurilla momiforme de madera.
En la dieta de nuestros antepasados europeos la protagonista era la grasa. Esta procedía, en mayor medida, de la carne de cabra montesa y ciervo y permitía la supervivencia humana en climas fríos de alta montaña. Así lo muestran los análisis del contenido estomacal del Hombre de Hielo, la momia congelada más antigua hasta el momento.
Los antiguos egipcios compartieron más ascendencia con las poblaciones de Oriente Próximo que los egipcios modernos. Así lo constata un estudio liderado por científicos alemanes que ha permitido analizar el ADN de antiguas momias, cuyas muestras abarcan un período de alrededor de 1.300 años.
En 1985 se encontró una extraña momia de un niño inca semienterrada y congelada en la montaña del Aconcagua (Argentina). Ahora, un equipo de la Universidad de Santiago de Compostela ha conseguido extraer y secuenciar el genoma del ADN mitocondrial procedente de una biopsia de pulmón de esta momia. Los resultados indican que el niño perteneció a una población genética que compartía un ancestro común no identificado previamente en nativos americanos modernos.
Un equipo internacional de investigadores ha descubierto en Siberia la momia congelada de un bisonte de 9.000 años de antigüedad. El animal conserva el cerebro completo, el corazón, los vasos sanguíneos y el sistema digestivo.
Un estudio en el que ha participado el CSIC ha logrado extraer material genético de la cabeza de Enrique IV, confirmando el parentesco del monarca con su descendiente Luis XVI a través del perfil genético del cromosoma Y. El ADN de ambos reyes pertenece a la misma línea de descendencia masculina separada por siete generaciones.
El Museo de Luxor, situado cerca del Río Nilo, en el centro de la ciudad de Luxor (Egipto) cuenta desde hace unas semanas con un nuevo ataúd de gran interés histórico. La caja mortuoria cuenta con más de 4.000 años de antigüedad y se trata de “una pieza única difícil de encontrar”.