La alta precisión de la datación de los restos procedentes de 40 yacimientos arqueológicos, situados en países como Rusia y España, señala que la desaparición de los neandertales de Europa tuvo lugar hace unos 40.000 años. Esto implicaría que neandertales y humanos modernos convivieron en estos territorios durante más de 2.000 años.
Un estudio realizado a partir de restos fósiles encontrados en una cueva gibraltareña concluye que los neandertales cazaban palomas de forma habitual como parte de su dieta. Hasta ahora, la explotación sistemática de aves estaba considerada una práctica exclusiva de la conducta humana moderna.
El arqueólogo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana Joseba Rios-Garaizar publica en la revista Quaternary International un trabajo sobre la complejidad de las actividades productivas de los grupos neandertales a finales del Paleolítico Medio.
Frente a la idea de que los neandertales eran seres altamente carnívoros, un nuevo estudio publicado en la revista PlosOne sugiere que consumían una cantidad significativa de vegetales. En el estudio, liderado por Ainara Sistiaga de la Universidad de La Laguna y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, se han analizado restos fecales de hace 50.000 años procedentes del yacimiento de El Salt en Alicante.
Vista del yacimiento arqueológico El Salt. / Ainara Sistiaga.
La diversidad genética de los neandertales era menor que la de los humanos actuales. Esta es una de las conclusiones principales a las que ha llegado un estudio en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y que ha sido publicado en el último número de la revista PNAS.
Los científicos, en Jarama VI durante la toma de muestras de noviembre de 2010 / Jesús F. Jordá.
Un equipo internacional con participación de la UNED ha llevado a cabo nuevos análisis en el yacimiento de Jarama VI (Guadalajara). Los resultados corroboran que la ocupación neandertal del abrigo rocoso es 20.000 años más antigua de lo que se pensaba –con 50.000 años de antigüedad–.
El paleoneurólogo Emiliano Bruner, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, participa en un proyecto internacional sobre las capacidades cognitivas de sapiens y neandertales, que estudia la relación cerebro y cráneo en estos homínidos.
En unas cajoneras enormes, perfectamente clasificados, Antonio Rosas guarda centenares de fósiles procedentes de sus excavaciones en la cueva de El Sidrón (Asturias). Pertenecen a neandertales, esos “humanos distintos a nosotros” que, antes de su extinción hace unos 30.000 años, nos dejaron una huella genética fruto de su hibridación con nuestros antepasados sapiens.