Las últimas excavaciones en la Cova de les Llenes en Lérida –que finalizan mañana– han permitido demostrar las visitas continuadas que realizaron diferentes grupos neandertales para cazar animales que vivían en los alrededores de la cueva, como ovejas salvajes y corzos. Pero la cavidad era una madriguera de carnívoros de los que destaca el oso de las cavernas que la utilizaba para hibernar.
Los grupos de neandertales dividían algunos de sus trabajos según el sexo después de cazar. Eso es lo que prueban las diferentes estrías en los dientes femeninos y masculinos de individuos adultos hallados en los yacimientos de El Sidrón (Asturias), L’Hortus (Francia) y Spy (Bélgica). Este rasgo de comportamiento se asociaba hasta ahora solo a los Homo Sapiens.
Reconstrucción de neandertal realizada por el paleoartista Fabio Fogliazza, del Laboratorio de Paleontología del Museo de Historia Natural de Milán, que se basó en indicios del uso de plumas por parte de esta especie. / Museo de la Evolución Humana (Burgos). Junta de Castilla y León
Diversos artículos científicos, publicados entre otros en Nature, databan hasta hace unos meses la desaparición de los neandertales (Homo neanderthalensis) en Europa en torno a 40.000 años. Sin embargo, un nuevo estudio demuestra que estos homínidos pudieron desaparecer antes de esa fecha en la península ibérica, en cronologías cercanas a los 45.000 años.
Kostenki 14 es el nombre por el que los paleontólogos conocen a un hombre que vivió en el oeste de Rusia hace más de 36.000 años. El ADN de sus restos fósiles ha revelado que cazadores y agricultores del Paleolítico, de piel y ojos oscuros, superaron la última edad de hielo, colonizaron Europa, se mezclaron con neandertales hace 54.000 años y después se dividieron en al menos tres grupos antes de que Kostenki 14 viviera.
Cráneo de K14. / Peter the Great Museum
Las investigaciones efectuadas hasta ahora habían constatado que la Cova de les Teixoneres, ubicada en Moià (Barcelona), durante el Paleolítico medio había sido ocupada por neandertales y por grandes carnívoros. Dos nuevos estudios que se acaban de hacer públicos aportan más información sobre estas dinámicas ocupacionales de la cueva y, lo más importante, amplían el espectro de la fauna que hizo uso de la misma.
Los rostros de las personas son muy diferentes entre sí, mucho más que los de de la mayoría de los animales. Esta diversidad es el resultado de la presión evolutiva para que cada individuo sea fácilmente reconocible dentro de un grupo complejo y evitar así el caos social, según un estudio de la Universidad de California en Berkeley (EE UU).
Hace unos 58.000 años las poblaciones neandertales que vivieron en el Abric Romaní, en Capellades (Barcelona), un yacimiento clave para el estudio de esta especie, dejaron miles de vestigios arqueológicos durante sus estancias. Así se ha constatado durante la campaña de excavación que se ha efectuado este mes y que finaliza el día 24, dirigida por el arqueólogo Eudald Carbonell, director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social. Los resultados obtenidos avalan la capacidad de organización que tenían aquellas comunidades prehistóricas.