Un conjunto de artículos publicados en la revista Nature ofrecen la más completa caracterización y clasificación de tipos celulares del cerebro de este mamífero. Los resultados ayudan a comprender mejor la organización de este órgano, los circuitos neuronales y la función de cada una de sus células, además de contribuir a la investigación de los trastornos neurológicos en humanos.
Una investigación del Instituto de Neurociencias de Alicante ha detallado, por primera vez, el ‘efecto espejo’ que permite a ambos lados del cerebro procesar la información de los sentidos de forma continua y actuar como uno solo.
Estos cultivos celulares tridimensionales ayudan a los investigadores a comprender los procesos biológicos en la salud y la enfermedad. Sin embargo, es difícil influir en la manera en que se organizan en tejidos complejos. Ahora, un grupo liderado por científicos alemanes ha encontrado una nueva forma de hacerlo. Su trabajo se publica en Nature Methods.
La información que percibimos del movimiento viaja desde el oído interno hasta unas zonas del cerebro llamadas núcleos vestibulares, que tienen un papel importante en el mareo. Ahora, investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Universidad de Washington (EE UU) han desvelado en ratones qué neuronas específicas transmiten las señales que provocan este malestar.
En un paquete de 21 artículos, científicos de todo el mundo presentan esta semana el primer borrador del mapa de las células del cerebro humano, donde aparecen más de 3.000 tipos diferentes. Se abre así una nueva era en la investigación de este complejísimo órgano y sus enfermedades.
La Unión Europea finaliza este mes la financiación del monumental 'Human Brain Proyect' (Proyecto Cerebro Humano), uno de los mayores retos de la neurociencia del inicio de siglo. Gracias a la interacción entre esta disciplina, la informática, la ingeniería y las matemáticas, esta iniciativa internacional ha intentado modelar un cerebro virtual para lograr avances tecnológicos en medicina.
Científicos españoles sugieren que los componentes moleculares de nuestras células cerebrales podrían haber comenzado a formarse hace unos 800 millones de años en los ancestros de animales que hoy habitan discretamente en zonas poco profundas del mar.
Investigadores del CSIC y del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas proponen que la pérdida cognitiva en pacientes con metástasis cerebral puede deberse a las interferencias que crea el cáncer en los circuitos neuronales. Los autores del artículo que se publica en Cancer Cell han recurrido a la inteligencia artificial para demostrar que la metástasis altera la actividad del cerebro. La hipótesis tiene implicaciones para su diagnóstico y tratamiento.
El docente debe conectar los conocimientos nuevos que adquieren los alumnos con los que ya tienen en su memoria a largo plazo, explica esta científica especializada en aprendizaje y memoria. Con ella hablamos de los circuitos cerebrales asociados a lo innato y de aquellos que se refuerzan con las nuevas experiencias o gracias al contacto habitual con la música, los idiomas y los números.
Investigadores del Instituto de Ciencias Fotónicas han desarrollado un método para conectar dos neuronas utilizando enzimas luminiscentes y canales iónicos sensibles a la luz, de tal forma que los fotones actúan como neurotransmisores. La técnica se ha probado con éxito para modificar diversos comportamientos en el gusano C. elegans.