Tras medir las puntuaciones de casi 400.000 personas en el juego Sea Hero Quest, un grupo internacional de investigación ha determinado que las personas que crecieron en entornos urbanos se orientan espacialmente peor que aquellas que pasaron su infancia en el campo. Los datos recabados podrían ayudar en el cribado y tratamiento de enfermedades neurológicas que afectan a esta habilidad, como el alzhéimer o la demencia.
Investigadores del Instituto de Neurociencias, centro mixto del CSIC y la Universidad Miguel Hernández, han identificado un nuevo tipo de neurona: las barrier-cells, responsables de integrar la información sobre la geografía de nuestro entorno. El trabajo ayuda a entender mejor el circuito cerebral implicado en la codificación del espacio.