Hasta ahora, la caza ha sido uno de los métodos más empleados para controlar las sobrepoblaciones de animales salvajes, pero su efectividad y ética están cada vez más cuestionadas. Así, los tratamientos contraceptivos para este propósito van ganando terreno en diferentes lugares del mundo. En el caso de España, diversos proyectos abren las puertas a estas alternativas al sacrificio que replantean el modelo de gestión de la fauna salvaje.
La imagen es muy usual: una plaza llena de palomas y una o más personas tirándoles trocitos de pan o vezas. Pero un estudio demuestra que este gesto no es tan beneficio. Los científicos han evaluado el impacto de las campañas de educación ciudadana para reducir el hábito de dar de comer a estas aves. Los resultados demuestran que las poblaciones de palomas disminuyen un 40% sin comida. Además, la limitación de comida provoca también que las palomas restantes sean en promedio mayores.
Experimentos con palomas han demostrado que pueden diferenciar tumores de mama benignos y malignos en imágenes biomédicas. Es más, son capaces de aprender a clasificarlas. Los investigadores no creen que estas aves acaben siendo usadas en hospitales, "pero sí podrían utilizarse para desarrollar buenos materiales de formación, y evaluar la calidad de nuevas técnicas de imagen".
Un estudio realizado a partir de restos fósiles encontrados en una cueva gibraltareña concluye que los neandertales cazaban palomas de forma habitual como parte de su dieta. Hasta ahora, la explotación sistemática de aves estaba considerada una práctica exclusiva de la conducta humana moderna.
Un estudio liderado por investigadores del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas desvela que la pérdida de biodiversidad en ciudades no es el resultado del azar sino de la poca tolerancia de la mayor parte de especies a las alteraciones que conlleva la urbanización. Conocer qué aves están menos preparadas a la vida de ciudad es prioritario para evaluar los efectos de un futuro cada vez más urbanizado.
Se creía que los monos eran uno de los pocos animales capaces de contar pero las palomas también lo son.
Las palomas mensajeras tienen una capacidad extraordinaria para guiarse.
Muestran que los babuinos y las palomas tienen altos niveles de cognición