Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Wageningen (Países Bajos) han demostrado que elegir unas plantas u otras en los cultivos puede servir para regular las emisiones de óxido nitroso a la atmósfera. En un experimento observaron reducciones de hasta un 44% cuando se sembraron dos especies herbáceas en lugar de una sola.
Investigadores españoles y holandeses desvelan en la revista Cell el misterio de cómo unas hormonas de plantas, las auxinas, mediante diversos factores de transcripción de genes, acaban activando multitud de funciones vitales de las plantas.
Durante la llamada revolución verde de los años 60, un movimiento que cambió las prácticas agrarias en muchas explotaciones de todo el mundo, se aplicaron técnicas de mejora genética para obtener variedades de cereales de talla reducida, más resistentes y productivos. Algunas mutaciones similares a las que se obtuvieron artificialmente durante dicha revolución también se transmiten de manera natural en poblaciones de la planta Arabidopsis thaliana, según un artículo publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Investigadores de la Estación Experimental de Aula Dei (EEAD-CSIC), en Zaragoza, han comprobado que algunas sustancias fenólicas que secretan las raíces de las plantas favorecen la absorción del hierro. El hallazgo puede ayudar a crear fertilizantes férricos más ‘ecológicos’ para los árboles frutales, en lugar de los sintéticos que se usan actualmente.
Los investigadores han detectado compuestos fenólicos que facilitan la absorción de hierro por las plantas. / EEAD-CSIC
Investigadores de Universidad Pública de Navarra han demostrado por primera vez que las tiorredoxinas, unas proteínas del tabaco, ayudan a aumentar el almidón y los azúcares de esta planta si se modifica genéticamente, por lo que se podría utilizar para fabricar bioetanol. Tambien han comprobado la viabilidad del tabaco como herramienta biotecnológica para producir proteínas como la albúmina humana.
Instituciones estadounidenses e inglesas han identificado las regiones del mundo donde es necesario aumentar las áreas de protección de la biodiversidad para cumplir con los objetivos del Convenio sobre la Diversidad Biológica. Para el 2020, una de sus metas es que el 17% de la superficie de la Tierra sea zona protegida y se conserve el 60% de las plantas endémicas.
Investigadores del Centro nacional de Biotecnología del CSIC descubren que cuando las plantas detectan el arseniato, uno de los carcinógenos más potentes que se conocen, impiden de forma inmediata su captación mediante la represión y deslocalización del transportador de fosfato.
Investigadores del CRESIB, centro de investigación del Instituto de Salud Global de Barcelona, han observado que las fluctuaciones diarias en la temperatura predominante alteran la sensibilidad de las especies al calentamiento provocado por el cambio climático mediante la reducción de los márgenes de seguridad 'térmica'. En concreto, los seres vivos ectotermos, caracterizados por depender de fuentes externas para la obtención de calor, como es el caso de los reptiles y los artrópodos, son particularmente vulnerables al calentamiento por el cambio climático y están expuestos a las fluctuaciones diarias de temperatura de su hábitat.
Científicos del Centro Hispanoluso de Investigaciones Agrarias de la Universidad de Salamanca han publicado un artículo en la revista científica PLOS ONE que contribuye a avanzar en la lucha contra algunas enfermedades de plantas de interés agrícola. El grupo de investigación, liderado por Michael Thon, ha identificado un gen que pasó de las plantas a antecesores de hongos fitopatógenos del género Colletotrichum, que son dañinos para muchos cultivos. La presencia de este gen podría facilitar su ataque a las plantas.